Línea Editorial del jueves 3 de septiembre de 2015
La primera respuesta es acoger
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Actualizado 10 abr 2017
La reciente encíclica “Laudato Si”, del Papa Francisco, un profético documento que podría servir como brújula para la promoción de la justicia y el servicio a los más vulnerables, subraya que existe una única familia humana. Como contraste, se eleva en la soledad de una lejana playa turca, una especie de monumento a la indiferencia y al desprecio a la dignidad humana que Francisco relama en su encíclica. Hablamos de esa imagen, que está dando la vuelta al mundo, de un niño sirio ahogado cuando huía de la guerra junto a sus padres. La imagen vale mucho más que miles de palabras que puedan escribirse sobre la tragedia que viven los sirios y tantas otras victimas de las guerras y el odio que se extienden por África y el Cercano Oriente. Esa imagen vale por miles de vidas humanas, las que están esperando la acogida de la rica, y a veces despreocupada y escéptica Europa. “¡Nunca más guerras!”, clamaba el Papa en el Ángelus del pasado domingo al elevar su oración a María como Reina de la Paz. Hoy por hoy, el gran monumento que puede levantar Europa a esa paz tan anhelada es la acogida solidaria de miles de refugiados que han pasado por la prueba de un éxodo inimaginable, un éxodo que muchas veces acaba en una playa lejana y desconocida. Así lo ha reclamado en carta semanal el Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, y así lo han decidido ejemplarmente las diócesis de Viena y Milán, que atenderán a través de sus servicios e instalaciones a centenares de refugiados.
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