Ni por hambre, ni por estrés. Un perro no ataca a su dueño y menos si se encuentra en una situación de vulnerabilidad y máxime si está muerto. Solo puede ocurrir esto si hay un conflicto entre amo y perro por una cuestión de jerarquía. Si domina el perro, el perro atacará, pero el hambre, como puede pensarse a priori, no es la razón. José Luis Blázquez, veterinario del colegio de veterinarios, ha comentado a COPE, que se trata de un comportamiento anormal de los animales, y ha descartado categóricamente el hambre como la causa de las mordeduras Se conocen infinidad de casos de perros que han protegido a sus amos cuando han fallecido, les han socorrido, salvado la vida,  incluso velado en duelo. Hablamos de pitbull, una raza de presa, pero según José Luis Blázquez, en esta cuestión la raza tampoco influye demasiado. Es el concepto de manada que tiene el perro, y el lugar que ocupe el animal en esa jerarquía, lo que puede dar origen a este tipo de comportamientos. El consejo que se nos da, es que hay que hacer saber al perro que es el último en la jerarquía familiar, y nunca permitir que el animal domine la situación.