Ayer el comisario de Asuntos Económicos Oli Rhen no confirmó que a España se le vaya a dar una prorroga para reducir el déficit público, pero todo apunta a que Bruselas no va a exigir la disminución del déficit al 3 por ciento, tal y como establece el Pacto de Estabilidad, hasta 2015 o 2016.Hubiera sido un suicidio económico que con una previsión de la caída de la actividad del 1,4 por ciento este año, que es lo que estima Bruselas, se exigieran recortes drásticos. Algo nos van a pedir a cambio pero no parece que vayan a reclamar medidas especialmente duras. El Gobierno ya ha dado muestras suficientes de seriedad y de capacidad para mantener la disciplina fiscal, ahora hay que aplicar con flexibilidad las exigencias del euro. Es lo que venía reclamando desde hace meses el Fondo Monetario Internacional. Es lógico que se reclame disciplina fiscal. Pero la obsesión, que viene sobre todo de Alemania, de hacer frente a la crisis solo con menos gasto es peligrosa. Bruselas pronostica una subida del paro en España hasta el 27 por ciento y una contracción del PIB en la eurozona del 0,1 por ciento. Con esas cifras hay que abrir la mente a posibles política expansivas. La reactivación va a ser tan suave que no se va a hacer notar de forma clara.