“En la organización de un grupo hay que poner limites. De los 15 a los 30 años es una época difícil de educar. He gritado y reñido y también le he dicho a una persona que estaba con sobrepeso. Y a la cuarta vez se lo dices en un tono mas alto”, reconoce. “De ahí al maltrato, un abismo”. “Tengo un carácter fuerte, exigente, un nivel de energía por encima de la media y vozarrón. Muchas veces las chicas también se pasan. Cuando la habitación está desordenada con un grito las cosas se ordenan mas rápido y mejor”, añade.
El funcionamiento del equipo ha sido de “familia”. “La vida tiene momentos de pico, de calma y de bajón, pero hay que saber adaptarse a la situaciones para vivirlas como algo normal”.
En su opinión la carta ha sido “una manera de intentar justificar un despido por motivos profesionales después de dos medallas olímpicas. He denunciado al presidente y a la Federación porque creíamos que estaban detrás de la carta. Queda clarísimo que su entorno ha movilizado todo esto”.
En su libro “Cuando ser la mejor no es suficiente”, advierte de que lo mas difícil para un deportista de elite, “es definir los saboteadores, los ámbitos y campos en los que hay que mejorar para convencerte de que si quieres, puedes y de que el proceso para llegar a la elite es duro. Es muy importante saber trabajar en equipo y utilizar las frustraciones como superación”.
“El libro lo escribo porque me sale. Estaba empezado antes de la polémica. Tenía un encargo de Planeta de intentar escribir la receta del éxito de la sincro”.
Si quieres escuchar la entrevista PINCHA AQUI