"No estamos de duelo, porque no llevan arma blanca", admite con crudeza y miedo, Mari Carmen Martínez, responsable sindical en el Hospital de Santa Lucía. Esta vez denuncian una doble agresión por parte de los familiares de un paciente fallecido. Un puñetazo al médico y una patada a un celador, además de horas de insultos y agresiones verbales.

Están cansados de un problema que les acompaña demasiado habitualmente en su día a dÍa. De hecho, no ha sido el último suceso. Tienen miedo a acudir al centro de trabajo y denuncian la falta de seguridad existente en la puerta de Urgencias. "Tienen unas puertas de acceso en las que puede pasar todo el mundo. De hecho, nos hemos encontrado pacientes y familiares hasta en la zona de las habitaciones que están escondidas dentro del servicio. Te abren la consulta mientras estás con otros pacientes y se quedan ahí". Nadie les identifica, entran libremente y se mueven de igual modo.

Pacientes psiquiátricos

Otro de los problemas habituales son los pacientes de psiquiatría que demandan un medicamento y no siempre de forma tranquila. Están denunciando la agresión del miércoles, pero ayer tuvieron otro susto. "Un paciente de psiquiatría y un acompañante acudieron a las tres de la mañana y a un compañero joven lo encerraron en la consulta. Pasó mucho miedo, pero no le pasó nada. Sabemos que un día va a pasar algo grave". En diciembre, en el Rosell, un médico recibió un bofetón.

Las agresiones verbales son diarias. "La sociedad quiere solucionar con inmediatez sus problemas. El volumen de urgencias se ha triplicado y somos muy pocos médicos en el turno. Demandamos más personal para que se retrase menos la asistencia y que haya más seguridad y que no pueda entrar cualquiera. Necesitamos más seguridad, porque el miércoles las puertas cortafuegos tampoco funcionaron".

Hoy han protestado en la puerta de Urgencias por la agresión y el día 9 quieren que la ciudadanía les acompañe a solicitar más medios para el servicio.