El hombre de 46 años que, este lunes, ha decapitado presuntamente a su padre y, posteriormente, ha lanzado la cabeza de la víctima a los conductores que circulaban por la glorieta de la Nacional 630 a la altura de El Picón de Ribera de Arriba, en Asturias, no había consumido alcohol ni drogas. Al menos, eso se deduce de los resultados de las pruebas toxicológicas a las que fue sometido tras su detención.

COPE está contando, además, que no era una persona diagnosticada con alguna patología mental o trastornos; aunque, en los últimos tiempos -días y semanas-, venía mostrando alteraciones de conducta importantes, con comportamientos poco justificables en público. Muchas de las veces, incluso, en la misma rotonda en la que, este lunes, ha lanzado la cabeza de su padre a los coches.

El catedrático en Psiquiatría Julio Bobes ha explicado, en una entrevista en Herrera en COPE Asturias, que "puede ser una persona que esté empezando con una enfermedad y no se haya detectado o la propia familia no haya podido oriental la situación hacia los profesionales sanitarios".

Psicosis o alteración del juicio

Por lo tanto, a la espera de que pueda declarar, la agresión es "un hecho incomprensible, incluso para la ciencia", asegura el doctor.

Eso sí, ya advierte Bobes de que "habrá que esperar unos días para que recupere la lucidez". Entonces, se podrá arrojar luz sobre las dudas que rodean, actualmente, a este macabro crimen: "Lo lógico es pensar en una enfermedad que produzca psicosis o alteraciones del juicio importantes; pero eso lo sabremos cuando se pueda contrastar la información clínica que disponemos con las manifestaciones que él haga".

De momento, permanece ingresado en el área de psiquiatría del HUCA (Hospital Universitario Central de Asturias), en Oviedo, custodiado por la Guardia Civil.

Sin antecedentes policiales

Según ha podido saber COPE, el presunto parricida carece de antecedentes penales o denuncias previas. Del caso se ha hecho cargo la jueza Begoña Fernández, titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Oviedo, que se encontraba de guardia en el momento en el que ocurrieron los hechos.

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Los vecinos de Soto de Ribera han contado, a COPE, que padre e hijo solían ir juntos de monte con miembros del grupo de montaña Club Deportivo Riberano, del que formaban parte. "No sé qué ha podido ocurrir, es increíble", explicaba el presidente del club, que conocía a agresor y víctima, un hombre de 71 años separado hace varias décadas de su esposa y madre del detenido.