Con menos población que, pongamos por caso, Palencia, Bamberg tiene una fantástica orquesta que, mantenida con orgullo y constancia por las autoridades estatales, comarcales y locales, se ha convertido en una de las señas de identidad más prestigiosas y más exportables de la ciudad. No se conforman con tener una ciudad-monumento bien conservada, limpia y accesible; si no que procuran que en ella haya auténtica vida, vida cultural, de la que puedan disfrutar los propios y que, además, sea capaz de atraer a los foráneos. Construyendo para ella un magnífico auditorio a la orilla misma del río, la ciudad de Bamberg consagró la alta estima que tiene tanto por la orquesta como por la música. Y aunque es cierto que no deja de ser una “orquesta de provincias”, lejos de los presupuestos y del nivel técnico de la Filarmónica de Berlín o la Sinfónica de la Radio de Baviera, es tal su compromiso con la calidad, su disciplina y amor al trabajo bien hecho y su seriedad a la hora de encarar el gran repertorio que, desde hace décadas, la Orquesta Sinfónica de Bamberg lleva siendo considerada, a nivel internacional, como una de las agrupaciones destacadas de Alemania –donde tantísima competencia tienen-, que es tanto como decir de Europa entera.    Bajo la dirección de su actual titular, el inglés Jonathan Nott –que lo es desde hace tres lustros y que cuida con mimo de la limpieza del sonido de la agrupación- la Sinfónica bamberguesa viene, ex-profeso, a dar dos conciertos dentro del ciclo de Ibermúsica en el Auditorio Nacional de Música de Madrid. El primer programa, el día 10 de enero, presenta sólo dos obras, pero está cuajado de solistas: el Triple Concierto de Beethoven (con Bart Vanderbogaerde al violín, Ulrich Witteler al cello y David Kadouch al piano) y el acto I de la ópera de “La Walkiria” de Wagner (con la soprano Michaela Kaune, el tenor Andreas Schager y el bajo Mikhail Petrenko); un repertorio que la orquesta domina, pues no en vano es la base de la prestigiosa orquesta que cada verano se forma para el Festival Wagner de la vecina localidad de Bayreuth. El segundo día, 11 de enero, la orquesta lo reserva para su exclusivo lucimiento con dos sinfonías del gran repertorio: la 87 de Haydn y la 8ª de Dvorák.Novedades discográficas:A nueve días justos de su retransmisión en directo a través de las televisiones de todo el mundo, ya tenemos en nuestras manos el disco del Concierto de Año Nuevo 2015 de la Orquesta Filarmónica de Viena dirigida por Zubin Mehta. Con un comienzo excelente, debido a una de las oberturas de Franz von Suppé, que el maestro indio ha dirigido siempre especialmente bien, la primera parte, bastante breve, languidece un tanto, a pesar de contar con páginas tan bellas como los valses “Cuentos de Oriente” o “Golondrinas de los pueblos de Austria”. La cosa se anima definitivamente en la segunda parte, sobre todo en el simpatiquísimo “Galop del Champagne” del danés Hans Christian Lumbye, con descorches incluídos. Salvo las mencionadas obras de Suppé y Lumbye, todas las demás pertenecen a los miembros de la familia Strauss: Johann I y sus hijos Joseph, Eduard y Johann II, de quien se tocó, por primera vez en los conciertos de Año Nuevo, “En el Elba” Op. 477, una de las últimas obras del llamado “el rey del vals”. El concierto lo presenta, en un doble cedé, Sony Classical que, a primeros de febrero, sacará el DVD del evento para disfrutarlo aún más.La música española es la protagonista de las restantes novedades: una de producción propia y otra perteneciente a un prestigioso sello de distribución internacional. Mirare es el tal sello: una discográfica francesa  que presta especial atención al piano y que, entre su nómina de artistas tiene un sólo –pero muy destacado- nombre español: el del pianista madrileño Luis Fernando Pérez. Después de unas aclamadas y premiadas “Goyescas” de Granados, dedica su último disco a Manuel de Falla, con cuyos pentagramas Luis Fernando se identifica plenamente, extrayendo en las suites de danzas de “El amor brujo” y “El sombrero de tres picos” toda la rica sonoridad que evoca la orquesta fallesca sin dejar nunca de dar a cada frase, casi a cada nota, su auténtico peso pianístico. El disco se completa con una asombrosa interpretación –de una pieza- de la “Fantasía Bética” y una poética lectura de “Noches en los jardines de España” registrada en vivo en la que una siempre entonada Sinfónica de Esukadi está desdichadamente dirigida por Carlo Rizzi, prestigioso maestro pero totalmente ausente.Del piano a la guitarra con otro músico madrileño: David González, que saca su tercer álbum pero, esta vez, no en solitario: junto al también guitarrista Hugo Enrique-Cagnolo y a la soprano Teresa Barrientos le pega un buen repaso a la canción española de salón en el doble compacto “Perlas españolas del XIX” que acaba de publicar Desarrollos y Publicación, S.A. Un álbum cuidado y lleno de encanto que permite conocer esas piezas llenas de encanto que en su día hicieron populares a compositores hoy casi olvidados como Gomis, Ledesma, Moretti o Masarnau; algunos, como Iradier con su “La paloma”, Laserna con el “Trípili” o el tenor Manuel García con su “El contrabandista”, siguen siendo conocidos aún hoy. Un álbum que, además, añade al gusto de su escucha y a su interés documental, un valor didáctico por el cuadernillo de notas de Celsa Alonso y Emilio Casares y por los bloques en que se van agrupando las 29 obras: Tiranas y Polos / Seguidillas / Canción romántica / Canción española y andaluza / Canción neoclásica / Aires americanos y habaneras. Con el buen gusto, además, de haber dedicado el disco a la recientemente desaparecida soprano Marimí del Pozo, que falleció en el barrio del Pilar el pasado mayo, sobrina de las famosas sopranos Angeles Ottein y Ofelia Nieto; artista de exquisito canto y gran maestra de técnica en la Escuela Superior de Canto.