El Grupo de Santa Marta, creado por el Papa Francisco para trabajar contra la Trata de personas, ha celebrado en Roma una nueva reunión internacional. Representantes de organismos eclesiales, de las policías de los cincos continentes y de organismos gubernamentales se han reunido durante dos días para poner en común sus estrategias de lucha contra esta lacra y programas de protección de las víctimas. Repetir una y mil veces que la Trata de personas es uno de los crímenes más lucrativos de nuestros días, cuya fuerza destructiva es difícil de calcular, no se puede convertir en un tópico.

Sin embargo la lucha contra el delito y las organizaciones criminales es solo una parte del problema. Los gobiernos y organismos eclesiales y civiles que combaten la Trata no pueden olvidar que sin clientes no hay negocio. Ya sea la explotación sexual o laboral, el tráfico de órganos o la economía reproductiva, necesitan un comprador para ser lucrativas. Los ciudadanos de a pie deben ser informados, también los españoles. Nuestro país no es solo lugar de tránsito, sino también de origen y destino. Es duro reconocerlo, pero en España hay personas que viven en condiciones de esclavitud. La solución no está en la legalización de este negocio criminal, sino en la difícil, pero necesaria, educación y concienciación ciudadana.