Del llamamiento que en su día hizo Torra a la desobediencia civil, seguramente no hace falta que os cuente nada, porque lo hemos visto todo y lo han padecido, sobre todo (que es lo peor), millones de catalanes. Pero sí hay que recordar que el mismo día el presidente de la Generalitat también animó a la desobediencia institucional. Es verdad que a medias, porque muy valiente Torra tampoco es, y se cuida muy mucho de no llegar hasta cualquier punto que le pueda comprometer penalmente. Pero lo dijo, aunque luego reculara: aquello de la desobediencia también institucional.

Lo recuerdo hoy porque lo ha llevado a la práctica el independentismo. ¿Cómo? Llevando de nuevo al Parlamento una iniciativa en la que habla del derecho a la autodeterminación, a pesar de que hasta en dos ocasiones los ha suspendido, ese tipo de debates, el Tribunal Constitucional. Y en una tercera les advirtió no a Torra, a los componentes de la Mesa del Parlament, con su presidente a la cabeza, de que podían incurrir en consecuencias penales. De llevar a efecto, como pretenden, un tercer debate con ese pretendido derecho a la autodeterminación.

¿Y quién ha respaldado esa iniciativa? Esquerra Republicana, Juntos por Cataluña y los antisistema de la CUP. De manera que eso que el Gobierno repite insistentemente, al igual que hizo el anterior, el de Mariano Rajoy: la división en el independentismo es poco más que una mera estrategia electoral del independentismo. Ellos verán si les quieren seguir el juego.