SANTORAL 4 JULIO

La santa que demostró que reinar es más que llevar una corona

Santa Isabel de Portugal tuvo un reinado conflictivo, pero ella siempre buscó la paz, la fe y la atención a los necesitados

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La vida de los Santos requiere siempre un ofrecimiento de las obras de cada día, que no están exentas de dificultades y problemas. Cada persona que ha aspirado a la perfección propuesta por los místicos, ha experimentado que muchas veces debe nadar contra corriente. Hoy celebramos a Santa Isabel de Portugal. 

Nacida en 1270, a la hija de Pedro III de Aragón y nieta de Jaime I el Conquistador, le pusieron Isabel por su abuela Santa Isabel de Hungría. Ya desde muy temprana edad, mostró una vida de piedad profunda, debido a la educación espiritual y humana que había recibido. Casada en plena adolescencia con Dionisio, rey de Portugal, su matrimonio transcurrió con bastantes dificultades, debido a los problemas que le daba su marido, siempre preocupado por los triunfos humanos y declarando duelos a muerte a muchos súbditos.

No obstante, nunca quitó a su esposa de sus prácticas religiosas basadas en la Misa diaria, además de la Oración, los Sacramentos y las obras de misericordia. Muchos fueron los albergues y hospitales que llevó a cabo con el fin de socorrer a los necesitados, en medio de un hogar donde no faltaban las pruebas. Precisamente, tuvo que poner paz entre su esposo y los propios hijos para evitar las posibles guerras que podían estallar entre ellos. Su constancia en la oración logró la conversión de su esposo poco antes de morir.

Después de enviudar, se consagró más plenamente a los necesitados. Al enterarse de la contienda entre su hijo Alfonso y su nieto, el monarca de Castilla emprendió un viaje. La intención era remendar las tensiones existentes y poner paz entre los contrincantes. Pero su vejez y achaques le hicieron retirarse mientras iba de camino a un Convento de Clarisas, hasta su muerte ocurrida en 1336.

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