Historia de San Isidoro de Sevilla, santo patrón de los historiadores

El 26 de abril celebramos la festividad de San Isidoro de Sevilla, santo patrón de los historiadores uno de los hombres más sabios de su época

Víctor C. Bustillo

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El 26 de abril se celebra la festividad de San Isidoro de Sevilla. Os damos a conocer la historia de este santo, considerado uno de los hombres mas sabios de su época. San Isidoroe está venerado como santo patrón de humanistas: filólogos, filósofos, historiadores, geógrafos, topógrafos y geodestas. Incluso es venerado como santo patrón de Internet.

Nació en una familia repleta de santos

Nacido en Cartagena, sobre el año 560 dC., San Isidro fue el menor de cuatro hermanos: S. Leandro, S. Fulgencio y S. Florentina. Tuvo mucho interés, desde niño, por aprender filosofía y teología. Sobretodo, le entusiasmaba leer a San Agustín y San Gregorio Magno. De hecho, se considera que las obras de San Isidoro están basadas en la sabiduria de ambos santos.

Sucedió a su hermano Leandro como obispo de Sevilla. Su obispado duró 36 años. Vivió el reinado de 6 reyes. Su labor como obispo contribuyó a la madurez cultural y moral del clero español.

San Isidoro trabajó para reparar las cuestiones de disciplina eclesiástica, durante los sínodos realizados en Hispania (especialmente los de Toledo). De esta forma, continuó el legado de su hermano San Leandro. También completó el misal y el breviario mozárabes que su hermano inició para la antigua liturgia hispana. 

El II Concilio de Sevilla (619) y el IV Concilio de Toledo (633) fueron presididos por San Isidoro, siendo obra suya los decretos de ambos concilios. También fundó un colegio eclesiástico que sirvió como prototipo para los futuros seminarios.

Un santo sabio cuyo legado es digno de ser recordado

San Isidoro de Sevilla está considerado como el Maestro de la Europa Medieval. Sus "Etimologías" u "Orígenes", son su principal obra. Se trata de un libro sobre la ciencia antigua. San Isidoro representa un puente entre la Edad Antigua y la Edad Media. Influyó notablemente en  la cultura europea de su tiempo.

San Ildefonso de Toledo, uno de sus discipulos, diijo que: "la facilidad de palabra era tan admirable en San Isidoro, que las multitudes acudían de todas partes a escucharle y todos quedaban maravillados de su sabiduría y del gran bien que se obtenía al oír sus enseñanzas".

San Isidoro escribió obras de todo tipo: filología, astronomía, geografía, biografias de hombres ilustres, un libro sobre los valores del Antiguo y Nuevo Testamento, un código de reglas monacales, un resumen de la Historia desde la creación, varios tratados teólogicos y eclesiásticos, un código de reglas monacales y la historia de los visigodos.

Pero, especialmente, San Isidoro está considerado como la mejor fuente de información sobre los godos. Su "Historia de los Godos” (que abarcaría entre el 507 y Leovigildo, es la fuente más fiable sobre la primera etapa de los visigodos en Hispania. En dicha obra cuenta como se desarrollaron las primeras leyes visigodas sobre usos y costumbres. También narra como Leovigildo conquistó Málaga, Baza, Córdoba y Medina Sidoña entre otras ciudades. También escribió sobre los suevos y los vándalos.

San Isidoro de Sevilla también transmitió una de las primeras ideas sobre la nación española en su “Laus Spaniae”.  En el artículo se usará "Hispania", tal como se nombraba España desde la llegada de los romanos.

Un ejemplo de unión y evangelización

San Isidoro trabajó por unificar diversos elementos que amenazaban la desintegración de Hispania. Trabajó por la unidad religiosa y mejoró el sistema educativo. Consiguió que Hispania fuera un verdadero centro de cultura para los reinos de la actual Europa. 

Sobre la conversión de Recaredo al catolicismo, San Isidoro escribió dando mucha importancia las convicciones personales que demostró el Rey. Durante su reinado, Recaredo trabajó para que todos los subditos aceptaran el catolicismo. En sus obras, San Isidoro cuenta como Recaredo se dejó aconsejar por los obispos católicos, a quienes les ayudó mucho.

San Isidoro tiene una curiosidad historiográfica. En su obra en su obra “De ortu et obitu Sanctorum Patrum”, escribió sobre la venida del Apóstol Santiago a Hispania. Junto al "Breviarum Apostolorum" (600 d.C.). Ambos son considerados los documentos más antiguos al respecto. Quizá ambos documentos están basados en alguna fuente anterior, aunque no es del todo seguro. 

San Isidoro escribió también sobre el poder político, diciendo que, al ser de origen divino: "debe caracterizarse por un equilibrio".  San Isidoro consideraba que los gobernantes, al ser súbditos ante Dios, deben regir bien a los súbditos: “obrar rectamente y con justicia es la esencia del proder que procede de Dios”. Según San Isidoro, los reyes no debían usar el poder regio para obligar a los paganos a convertirse. Consideraba que el poder regio se limitaba únicamente a los que ya eran cristianos, para que cumplieran las leyes cristianas. Esto puede ser estrapolado a la forma de evangelizar, incluso en nuestro tiempo. Es muy similar a lo que dijo San  Francisco de Asís: "Evangeliza en todo momento y, solo cuando sea necesario, utiliza la palabra". 

San Isidoro de Sevilla escriibió sobre como evangelizar. Para Isidoro, la conversión es una obra diaria que comienza con el arrepentimiento y el cumplimiento de la penitencia. En sus escritos enseña que, al convertirse, no se debe volver a caer en aquello que Dios rechaza. San Isidoro aconsejó confesar los pecados ante el sacerdote, quien, como ahora, estaba obligado a guardar secreto de confesión. A partir del III Concilio de Toledo (589 d.C.) todos los sacerdotes podían reconciliar a los pecadores arrepentidos. Hasta entonces, solo reconciliaban los obispos.

Como vemos, San Isidoro de Sevilla tuvo una gran influencia en la legislación estatal y eclesial. Su modelo de monarquía no era teocrático, pero tiene atribuciones religiosas. Por ejemplo, el nombramiento real lo realizaban los obispos, quienes ungían al Rey en la ceremonia de coronación declarando que se trataba de un acto de voluntad divina.

Durante su obispado se esforzó notablemente por ayudar a los más pobres. De hecho, durante sus últimos meses de vida los pobres llegaban de todas partes  para pedirle ayuda. 

Su amor a los pobres era inmenso. En los últimos seis meses aumentó tanto sus limosnas que los pobres llegaban de todas partes a pedir y recibir ayuda.  Al final de su vida distribuyó entre los pobres casi todas sus posesiones. San Isidoro de Sevilla  falleció 4 de abril del año 636, a la edad de 80 años. Su cuerpo fue trasladado a León en el año  1063 a la Basilica de San Isidoro, donde recibe culto desde entonces. Fue declarado Doctor de la Iglesia en 1722.

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