La Presentación del Señor: culmen de su Nacimiento y Epifanía

Jesús Luis Sacristán García

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Todas las celebraciones dentro de la Iglesia culminan con un broche de oro. Hoy nos encontramos con la Fiesta de la Presentación del Señor en el Templo que es el final del Tiempo de Navidad, que tiene sus reminiscencias, aun dentro del Tiempo Ordinario hasta este día. También conocida como La Festividad de Ntra. Sra. de las Candelas, la Celebración se remonta a Jerusalén en el siglo IV. Allí se celebraba cada 14 de febrero puesto que se hacía cuarenta días después del 6 de enero, Solemnidad de la Epifanía.

Su denominación era “La Fiesta del Encuentro”. Posteriormente entraría en la Liturgia Romana desde el siglo X. En la Reforma Conciliar, en 1969 se dejó de llamar Fiesta de la Purificación de la Virgen para llamarse Presentación del Señor.Según marcaba la Ley de Moisés, a los cuarenta días de nacer, todo varón debía ser consagrado al Señor. Esto es lo que hacen la Virgen y San José con el Niño Jesús.

En el Evangelio según San Lucas se relata este Pasaje en el que al entrar María y José con su Hijo en el Templo, llegó un anciano piadoso llamado Simeón, al que el Espíritu le prometió que no moriría sin ver el consuelo de Israel. También profetizó a María que una espada le atravesaría el alma, fruto de que el Recién Nacido iba a ser Bandera discutida y signo de contradicción. Además pudo contemplar y alabar al Cielo una anciana llamada Ana que servía y oraba en la Casa de Dios.

En la Misa de esta día, cobra especial relevancia la Entrada Procesional al Templo con las velas encendidas después de ser bendecidas en el atrio.Así se hacía en Roma y, de ahí, el nombre popular de “Las candelas”. Coincidiendo con esta fecha, también se celebra la Jornada de la Vida Consagrada, recordando a tantos religiosos que sirven al Todopoderoso desde su carisma. Este día, junto a la Exaltación d ela Santa Cruz y La Transfiguración, forma parte de las denominadas Fiestas del Señor.


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