Pascua de Resurrección: Somos libres gracias a Cristo Resucitado

Jesús Luis Sacristán García

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Hay acontecimientos en los que sobran las palabras. Desde el principio en el Edén estaba hecha la promesa salvadora, cuando Dios señaló la enemistad entre la Mujer y la serpiente, entre su estirpe y la suya. Así se había mantenido la promesa de generación en generación. Cada momento de la Escritura en el Antiguo Testamento preparan para la Liberación definitiva y el rescate del hombre para pagar su antigua deuda. 

Y eso es lo que se cumple hoy Domingo de Pascua, Domingo de domingos, Fiesta de fiestas y Día de días. En el Antiguo Testamento el Pueblo de Israel, después de estar sometido a la esclavitud, antes de la última plaga cuando Yavé le anunció la aniquilación de los primogénitos de Egipto les mandó celebrar la Pascua comiendo el cordero y pintando las casas con la sangre del animal. Y debían comer a toda prisa porque es la Pascua, el Paso del Señor. Era el preámbulo de la Pascua Victoriosa que festejamos hoy. 

Tras el abatimiento de los discípulos porque estaban decepcionados, las piadosas mujeres van al alborear del domingo, el Primer día de la semana, con la idea de embalsamar el Cuerpo del Señor ya que el Viernes era la víspera del sábado y no debían hacerlo. Según caminan la tierra empieza a temblar y la guardia que vigilaba está despavorida. Ellas ven al Ángel que les pregunta cómo es que buscan entre los muertos al que vive porque Jesús ha Resucitado. Llenas de alegría van a los discípulos a contárselo. Pedro y Juan van corriendo. Juan corre más y llega antes sin entrar hasta que llegue Pedro. Cuando viene Pedro, ven el sudario envuelto no como cuando roban sino bien enrollado y recuerdan y creen lo que Él les dijo que había de resucitar de entre los muertos para que se cumpliese lo dicho acerca de Él en las Sagradas Escrituras.

Así entramos en la Octava de Pascua porque hasta el próximo domingo, dado que es una Fiesta tan grande que diríase que supera las 24 horas de una sola jornada por su Magnificencia. Y así comienza la cincuentena pascual que son cincuenta días, 7 días por cada día de la semana, salvo domingos que son 8 porque el octavo domingo hace el número cincuenta y coincide con la Solemnidad de Pentecostés ya que a los 50 días de resucitar envió el Señor el Espíritu Santo.

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