Madrid - Publicado el
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La Fuerza de Dios reside en la debilidad del hombre para que no se asuste ante las dificultades. Hoy celebramos a los Santos Fausto, Jenaro y Marcial. Ellos blanquearon sus mantos en la Sangre del Cordero. Su vida transcurre en torno a los siglos III y principios del IV.
Se les presenta como los tres hijos de San Marcelo, Centurión romano que se convirtió y pasó por el desprecio y el martirio en la ciudad de León. Predicando el Evangelio llegaron hasta Córdoba en un clima de persecución. El gobernante de aquella zona se llamaba Eugenio y era un lugarteniente al servicio del Imperio.
Ya habían sido espiados y vigilados. Entonces los tres hermanos se acercaron al Prefecto, y se declararon cristianos. Al mismo tiempo le echaron en cara su odio a los cristianos. Hicieron igual que Cristo en Getsemaní que se adelantó a la turba y se presentó ante ellos antes de que le detuviesen. Una vez arrestados sufrieron muchos suplicios hasta que mueren quemados en la hoguera.
Los Santos Fausto, Jenaro y Marcial son llamados “Las Tres Coronas de Córdoba”. En la tradición corona es le símbolo del martirio y ellos recibieron ese premio para gloria de Dios y bien de sus vida. Son también tres y cada uno glorificó al Cielo entregando sus vidas como el Señor en la Cruz.
En referencia a ellos, Córdoba fue conocida como “La Ciudad de las Tres Coronas”. Se les profesa gran devoción en el pueblo cristiano. Los Santos Fausto, Jenaro y Marcial fueron un gran testimonio para cuantos les vieron y presenciaron su martirio.