La Dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor

Nos encontramos en los primeros días de agosto con los ojos puestos en el Misterio de la Asunción de la Virgen en Cuerpo y Alma a los Cielos. Pero antes de esa ecuador del mes, hoy celebramos la Dedicación de la Basílica de Santa María la Mayor de Roma, también bajo la Advocación de Nuestra Señora de Las Nieves. 

Todo comienza en el año 350. Un matrimonio muy religioso tenía bastante dinero y querían emplearlo en bien de la Iglesia y de la Virgen. Pero no sabían como hacerlo. El Papa Liborio les apoyó y pidió un signo a Santa María. 

Entonces tanto el matrimonio como el Pontífice tuvieron una visión en que La Señora del Cielo les pidió que hiciesen una Procesión por el Monte Esquilino. Y donde viesen la señal que les iba a mandar, allí edificarían el Templo. 

Hecha la peregrinación al llegar a ese lugar vieron un terreno cubierto de nieve, lo cual era prodigioso porque en agosto no suele nevar. Por eso le pusieron La Virgen de las Nieves. Hubo un levantamiento de Templo que se consolidó en el siglo V a partir del año 430. En esa fecha el Concilio de Éfeso proclamó a Santa María como Madre de Dios. 

Es el Papa Sixto III el que manda levantar un Templo en honor de la Virgen y de grandes dimensiones. Su estilo es techo paleocristiano y el techo conforma el primero oro de América a Europa. Es un regalo de los Reyes Católicos por el primer viaje de Cristóbal Colón. También se alberga un trozo de la Cuna de Belén. 

Los mosaicos proceden de la antigüedad en el siglo V. En la nave central hay escenas del Antiguo Testamento y en el ábside momentos de la Vida de la Virgen y la Infancia de Jesús. Es una de las cuatro Basílicas más importantes en la Cristiandad junto a San Pedro, San Pablo Extramuros y San Juan de Letrán. El Papa San Pío V y el Papa Francisco se encuentran enterrados en Ella.