El santoral del 5 de junio: San Bonifacio, evangelizador, mártir e introductor del árbol navideño

En el santoral de hoy, viernes 5 de junio, recordamos a San Bonifacio

Por Redacción Religión

Por Jesús Luis Sacristán

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 17:28

La Santidad siempre cuenta con un precio en el que se muestra el apoyo de unos, el rechazo de otros, el sentirse causa de división, el probar la Cruz y el recibir al final la recompensa Eterna. Hoy celebramos a San Bonifacio que vivió en su vida todo esto. Nacido en Wessex (Inglaterra) el año 680, fue un gran cristiano dentro del mundo anglosajón. Cuando tenía tan sólo cinco años, decidió irse a vivir con unos monjes que habían llegado a aquella zona, petición a la que accedieron sus padres, dos años más tarde.

En plena adolescencia, ingresa en el Monasterio de Nursinling, Diócesis de Winchester como Benedictino. Entregado al estudio y a la formación espiritual, destaca por su sabiduría hasta el punto de ser condecorado como Maestro en Teología. Sin embargo, mayor será su carrera hacia la santidad alentando la vida del espíritu.

El santoral de hoy, viernes 5 de junio

Así se iba preparando a la tarea que el Cielo le tenía encomendada, secundando la llamada del misionero Willibrordo, en Frisia –actual Holanda-, para anunciar el Evangelio de Jesucristo. Puesto al servicio de Dios en la persona de su Vicario, el Papa Gregorio II, marcha a Frisia donde le quieren hacer Abad, cargo que rechaza, siendo trasladado a Alemania, donde será Legado Pontificio. Su predicación alienta a los cristianos y logra el florecimiento de más comunidades, lo cual impulsa la difusión de la Fe.

Sin embargo, algunos grupos de paganos, contrarios a la Doctrina cristiana, organizan una persecución, matando a Bonifacio y cincuenta y tres compañeros más. Su cuerpo fue sepultado en Fulda. Según la tradición, apoyándose en el Pasaje de Isaías en el que se anuncia el renuevo del Tronco de Jesé, ante el paganismo de exaltación de la naturaleza en las tierras donde evangelizó, un día levantó un abeto recordando a Cristo el Verdadero Renuevo de todo cuanto existe, y que cambia el corazón humano de piedra en corazón de carne.