Domingo Laetare

En el Adviento se recuerda que el Señor ya llega, mientras en este preludio a la Semana Santa resuenan las palabras del Apóstol recordando que la Salvación está más cerca

Por Redacción Religión

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En todas las circunstancias de la vida existe un paréntesis que no nos exime de la situación en la que estamos. Es, más bien un respiro para coger aire y tomar un impulso más fuerte en el caminar. Nos encontramos en el IV Domingo de Cuaresma, que nsupoen como un Tabor en este periodo penitencial por excelencia. También denominado “Domingo Laetare”, cuya palabra, de raíz latina hace referencia a alegrarse, encontramos un paralelismo con el III Domingo de Adviento.

En el Tiempo previo a la Navidad se recuerda que el Señor ya llega, mientras en este preludio a la Semana Santa resuenan las palabras del Apóstol recordando que la Salvación está más cerca que cuando empezamos a creer. No obstante en el Tiempo que precede a la Navidad, se habla de gozo, que es un regocijo, lo cual se completa y perfecciona con la alegría plena ahora, ante la Victoria definitiva sobre el pecado y la muerte.

De esta manera se anuncia la inminente celebración de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo. En este día los ornamentos litúrgicos pueden ser de color rosáceo para invitar a una penitencia más atenuada -que viene determinada por el color morado, penitnecial por excelencia-, sin olvidar que seguimos el itinerario hacia el Calvario y el Viernes Santo para obtener la Salvación del hombre.

Se pueden incluir algunos cánticos más en la sobria celebración de la Santa Misa, que no canta Gloria ni el Aleluya para que alcance su relieve en la Vigilia Pascual, eludiendo cualquier Bendición Solemen sobre el pueblo, e incluso suprimiendo el Rito de la Paz, muy pascual por otro lado. De la misma forma, en el Domingo Laetare se pueden añadir algunas flores que adornen el Altar exento de manteles muy coloridos, para invitar a la austeridad que se romperá en la Noche Santa de Pascua.