San Florencio, abad monástico

Por Jesús Luis Sacristán

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 10 may 2023

Jesús Luis Sacristán García

El Señor va enseñando poco a poco a los discípulos y les abre el entendimiento para comprender las Escrituras y cuál es la senda que lleva a la Salvación. Hoy conmemoramos a San Florencio, que vivió desde el silencio lo más elemental para acercarse a la Fe. Este Monje floreció en la primera mitad del siglo XII. Se desconoce la fecha de su nacimiento, pero se sabe con certeza que fue abad del Monasterio de Santa María de Valverde primero, y años más tarde del monasterio de Carracedo.

El primero era lugar de acogida ante todos aquellos religiosos que fuesen perseguidos por la invasión del Islam y que iban huyendo por el miedo a ser descubiertos y arrestados o ajusticiados. Se conoce especialmente este último Convento citado – el de Carracedo- porque doña Elvira quiso que a él estuviese vinculada la fábrica de Toldanos, cerca de Valderas, dentro de los términos de la actual Provincia de León.

Entre los servicios que había era la parte monástica, la hospedería para acoger a peregrinos y finalmente un hospital apra auxiliar a los enfermos y así llevar a delante las Obras de misiircordia. También el emperador Alfonso VII honró al santo abad. De él se dice que fue hombre de gran prudencia y piedad que, adornado de las más elevadas virtudes de la santidad, emigró felizmente de esta vida y aquí, hasta el día de hoy, se celebra su memoria con gran honor.

Para llevar una vida más acorde con la Regla de san Benito que había profesado en el monasterio de Carracedo (comarca del Bierzo), decidió ponerse él y su monasterio a las órdenes de la Congregación reformada Cisterciense. Manrique precisa que murió el año 1156. El sepulcro de San Flornecio fue hallado por el docto cisterciense Alonso en Carracedo, en un nicho del capítulo bajo, con tres inscripciones.