La oración del día: Santa Blanca de Castilla

Uno de los principales problemas a los que tuvo que hacer frente fue la guerra contra los albigenses, herejía que azotaba el Sur de Francia

Por Redacción Religión

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 09:41

Hoy celebramos a una Santa procedente de la Corte: Doña Blanca de Castilla, cuya vida se asemeja al Señor Rey Eterno que esperamos en el Adviento.

Nacida en 1185, es hija de Alfonso IX, rey de Castilla y Eleonora de Inglaterra. En plena adolescencia, contrae matrimonio con Luis, hijo del que sería rey francés en el 1200 Felipe Augusto. Al morir el padre, Luis sube al trono, siendo coronado en la Catedral de Reims al mes siguiente. Un reinado que, sin embargo se agotaría en tres años, quedando sumida en la tristeza su esposa Doña Blanca, que recibiría la regencia y la tutela de su hijo.

Realmente el que quiere seguir al Señor ha de cargar con la Cruz como única condición que nos pone. Durante su mandato mostró mucha dulzura, teniendo también bastante capacidad de decisión a la hora de abordar los asuntos cruciales. Logró eliminar todo tipo de conspiraciones y otros asuntos que podrían dañar los intereses del Reino. Uno de los principales problemas a los que tuvo que hacer frente fue la guerra contra los albigenses, herejía que azotaba el Sur de Francia, firmando un Tratado de Paz con Raimundo, conde de Tolosa.

En su faceta como madre, educó en la Fe y la vida a su hijo Luis, futuro rey francés y también Santo. En un deseo de conocer la Tierra de Cristo, peregrina a los Santos Lugares, algo que hizo pocos años antes de morir. Tras morir en el año 1252, sus restos descansan en el Monasterio de Maubuisson, construido por ella misma, aunque parte de sus reliquias se sitúan también en Roma, en la Iglesia de los franceses.


Oración

Señor, Dios nuestro, prepara tú mismo nuestros corazones,

para que, cuando venga tu Hijo Jesucristo, nos encuentre dignos del festín de la vida eterna

y merezcamos ser invitados por él mismo a la mesa de su reino celestial.

Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Amén