"El Señor es mi pastor" es el título de la reflexión homilética del Cuarto Domingo de Pascua (7-5-2017)
"El Señor es mi pastor" es el título de la reflexión homilética del Cuarto Domingo de Pascua (7-5-2017)
Madrid - Publicado el - Actualizado
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"El Señor es mi pastor" es el título de la reflexión homilética del Cuarto Domingo de Pascua (7-5-2017), por el sacerdote y teólogo José-Román Flecha Andrés
"¿Qué tenemos que hacer, hermanos?" (Hech 2,37). Es el día de Pentecostés. Lleno de la fuerza del Espíritu, Simón Pedro dirige su palabra a la multitud. Anuncia a todos los oyentes que Dios ha glorificado a Jesús, al que ellos habían conducido a la muerte. Y esta es la pregunta que los oyentes dirigen a Pedro y a los demás apóstoles.
El texto resume en pocas palabras el itinerario de la iniciación cristiana: anuncio de la buena noticia sobre Cristo, atención a las preguntas de los que acogen la Palabra, exhortación a la conversión y celebración de los sacramentos. Sin olvidar una advertencia para escapar de esta generación perversa y para abrirse al don del Espíritu. ¡Todo un programa de vida!
El salmo 22 (ó 23 del texto hebreo) nos prepara a la escucha del evangelio, al proclamar la alegría de contar con el Señor como nuestro pastor.
La primera carta de Pedro, que nos instruye en estos domingos pascuales, nos recuerda que Jesús nos ha redimido subiendo al leño de la cruz: "Andabais descarriados como ovejas, pero ahora habéis vuelto al pastor y guardián de vuestras vidas" (1Pe 2,25).
EL PASTOR
El domingo 4º de Pascua nos invita cada año a ver a Jesús como nuestro buen Pastor. En el texto que se proclama este año (Jn 10,1-10), sobresale la alusión al seguimiento:
LA PUERTA
De todas formas, en este año, el texto evangélico subraya también la imagen de la puerta del redil donde se recogen las ovejas. También con ella se identifica Jesús:
– Señor Jesús, te reconocemos como nuestro Buen Pastor. Queremos oír tu voz y reconocerla como tuya en medio de todas las voces que tratan de seducirnos. Queremos seguirte confiada y agradecidamente todos los días de nuestra vida. Amén. Aleluya.
José-Román Flecha Andrés