Carlota, "la sonrisa" que viajó de Finisterre a Jerusalén: "Quise que el Papa bendijese mi nariz de payaso"

Esta granadina de 30 años recorrió más de 3.000 kilómetros de peregrinación con un momento clave, su encuentro con Francisco: "Fue una llamada muy clara y muy fuerte"

Por Sara de la Torre

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 09:20

Carlota Valenzuela lo dejó todo, a lo largo de 2022, completar la peregrinación que emprendió desde Finisterre y que le llevó hasta Jerusalén. Como ella misma reconoce, “se metió en esa forma de hacer lío que el Papa Francisco pidió a los jóvenes en la JMJ de Río de Janeiro”.

Esta joven Granadina de 30 años asegura que este viaje ha sido, sobre todo, un viaje espiritual que nace, precisamente, como una llamada, y así lo sintió ella, de una forma muy clara y muy fuerte. “La razón de este viaje es simple. Siento que Dios lo ha puesto en mi corazón y quiero ponerme a su disposición”, ha explicado para ECCLESIA. Un viaje que alcanzó su cima en Roma, cuando tuvo la oportunidad de saludar al Papa Francisco.






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Primero, "saludar al portero"

Le dije que había hecho 3.000 kilómetros a pie para saludarle y no se lo creía. Le conté que estaba peregrinando de Santiago de Compostela hasta Jerusalén, y antes de ir a ver a Jesús quería saludar a Pedro. Él se ha reído y me ha dicho que estaba muy bien y que había que saludar al portero”.

La joven española tenía dos regalos para el Papa: “Le he regalado un pasaporte del Camino, una especie de credencial donde iba escribiendo algunos aprendizajes que he ido teniendo cada mes. Se lo he entregado y se ha puesto a leerlo un poco, no se creía que era para él. Y luego tenía una nariz de payaso y le he pedido si la podía bendecir para llevar la alegría de Dios por el camino. Básicamente me había preparado un discurso muy bonito, pero me ha salido sólo eso en ese momento. Nos hemos reído mucho los dos”.


Plenitud y alegría

"Hay un pensamiento que he tenido muy presente a lo largo del camino pero sobre todo esta última semana. He sentido que la vida era demasiado generosa conmigo y caí en la cuenta de que no necesito merecer los regalos que recibo, sino vivirlos con plenitud, vivir todo lo que me está pasando con alegría y humildad".

Y ahora, ¿qué? Ésta es la pregunta que más le han hecho a Carlota desde que regresó de Jerusalén. Aunque reconoce que aún no tiene la respuesta, asegura que ha pensado “muchísimo en el concepto de la productividad. En la productividad de la vida de una única persona: Jesús, que estuvo treinta años preparándose para lo que desarrolló en tres. He pensado en mi vida, lo importante que es una época de descanso, de parar, de no tener que producir a toda mecha, para que luego el producto sea el que tiene que ser”.







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De momento, afirma, “daré descanso a mis pies”, y a partir de ahí asegura que se dejará guiar “por Dios, que es un jefe buenísimo”. A la espera que lo que el futuro le depare, Carlota Valenzuela tiene clara, eso sí, su intención de seguir peregrinando. “He sido siempre peregrina y lo seguiré siendo”, señala. Y es que el Camino se hace al andar.