El Papa Francisco recuerda que el Padre “nos espera cuando nos hemos perdido y siempre deja la puerta abierta”

Así lo ha dicho en la catequesis de este miércoles santo, en la que ha hablado de la parábola “más famosa”

Papa Francisco

Redacción Religión

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El Papa Francisco ha reflexionado sobre la parábola “más famosa” en la catequesis de este miércoles 16 de abril: la parábola del padre y los dos hijos, en la que el Santo Padre ha asegurado que encontramos “el corazón del Evangelio de Jesús, es decir, la misericordia de Dios”.

Se trata de una parábola dirigida a “aquellos que se han perdido, pero no lo saben y juzgan a los demás”, señala Francisco, aunque nos recuerda que “sea cual sea el lugar en el que nos hayamos perdido, sea cual sea el modo en el que nos hayamos perdido, ¡Dios viene siempre a buscarnos!

“El amor es siempre un compromiso, siempre hay algo que debemos perder para ir al encuentro del otro”, defiende el Pontífice sobre una sociedad de la que dice que muchos adultos no consiguen mantener una relación porque son egoístas: “Se engañan pensando que pueden encontrarse a sí mismos y, en cambio, se pierden, porque solo cuando vivimos para alguien vivimos de verdad”.

 EL HIJO MAYOR Y EL HIJO MENOR  

En la parábola sobre la que habla el Papa Francisco, el hijo menor tiene hambre de afecto, quiere que le quieran. “Son estas experiencias las que hacen nacer en nuestro interior la convicción distorsionada de que solo podemos estar en una relación como sirvientes, pero solo quien nos quiere de verdad puede liberarnos de esta visión falsa del amor”, asegura.

No obstante, el Santo Padre dice que “es el hijo mayor el que representa a aquellos para quienes se cuenta la parábola”: es el hijo que siempre se ha quedado en casa con el padre, y, sin embargo, estaba lejos de él. “Este hijo tal vez también hubiera querido irse, pero por miedo o por obligación se quedó allí. Sin embargo, cuando nos adaptamos en contra de nuestra voluntad, empezamos a acumular ira en nuestro interior y, tarde o temprano, esta ira estalla”, apunta.

Pero el padre también sale al encuentro del hijo mayor: “No lo regaña ni lo llama al deber. Solo quiere que sienta su amor”. Es por eso que Francisco señala que este es el motivo de la esperanza: “Podemos tener esperanza porque sabemos que el Padre nos espera, nos ve desde lejos y siempre deja la puerta abierta”.