El duro testimonio de María Jesús, persona sin hogar: malos tratos, ictus severo, una vida entre cajeros...

María Jesús llevaba una vida cómoda, hasta que se enamoró de un maltratador. La red FACIAM, entre las que se encuentra Cáritas Madrid, le han salvado la vida

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María Jesús llevaba con su marido y su hija una vida acomodada. Una casa confortable, dos coches... Pero de repente su vida dio un giro de 180 grados al enamorarse de otro hombre, por quien dejó atrás todo lo anterior, incluida su familia.

Los dos primeros años de relación estuvieron marcados por la felicidad: viajes, caprichos... “No me daba cuenta de lo que tenía antes”, expresa. Pero después de aquello, el alcohol y las pastillas se entrepusieron entre los dos: “Él comenzó a pegarme una torta, dos tortas, luego la correa, y ahora tengo en mi cuerpo 32 puñaladas”.

Desde aquel momento, hace más de una década, María Jesús ha vivido un verdadero calvario personal, que le ha llevado a ser durante mucho tiempo una persona sin techo.

Este domingo, 31 de octubre, tiene lugar el 'Día de las Personas sin Hogar', motivo por el que se ha puesto en marcha la campaña anual por parte de varias entidades como FACIAM (entre las que se encuentra Cáritas Madrid), para denunciar la grave situación de desprotección social y falta de oportunidades en las que se encuentran miles de personas.

María Jesús pudo morir por malos tratos

Entre esas miles de personas se encuentra María Jesús, quien interpuso una denuncia tras las agresiones brutales a las que le sometió su pareja. Se dictó una orden de alejamiento que incumplió. Asaltó la vivienda en la que vivía ella para “tratar de rematarme”.

Le apuñaló su pierna derecha. Recibió golpes. La cara de María Jesús estaba irreconocible. Por suerte, logró escapar de la casa y un coche de policía se encontraba patrullando en las inmediaciones. Detuvo al agresor, quien se suicidó dos meses después de ingresar en prisión: “Ya no tuve que mirar atrás cada vez que salía por una puerta”, afirma nuestra protagonista entre lágrimas al recordarlo.




María Jesús comienza su vida como sin techo

Pero el calvario no había terminado para María Jesús. Cometió el error de sentirse culpable por lo ocurrido. La culpa le llevó a estar a punto de arrojarse por las vías de Atocha, pero una señora, también sin techo, le detuvo: “La señora me llevó con ella y es cuando vi que estaba pidiendo”, describe.

“Si no tienes trabajo, haga lo que estoy yo haciendo. Siempre sacará (dinero) para un hostal y, si no, tengo un coche donde duermo y vente conmigo”, explica María Jesús que le dijo aquella señora. Desde aquel momento, María Jesús comenzó a pedir limosna por las calles y sobrevivir como puede: “Hay gente solidaria, pero otros muchos se piensan que los sin techo son alcohólicos o yonkis. Cualquiera puede estar en la calle”, advierte.

Desde hace once años no sabe nada de su familia, porque no quiere que le vean en esas condiciones: “Tampoco sé si ellos han ido a buscarme”, explica entre sollozos.

María Jesús sufre un ictus y se pone en manos de los servicios sociales

El peor momento llegó cuando María Jesús se dirigía al hostal en el que vivía, cuando perdió el conocimiento. Despertó cuatro días más tarde en el hospital. Había sufrido un ictus: “Me contaron que me habían recogido en las cocheras del metro porque nadie vino a socorrerme. Al revés, me robaron lo que llevaba encima. Estuve más de un mes en la UVI. Ahora tengo dos coágulos en la cabeza, una de ellas peligrosa. Si me operan, hay un 87% de posibilidades de que muera. Cada lunes los médicos me hacen pruebas para tratar de evitar la operación”, explica.

Tras la salida del hospital, fue cuando María Jesús se puso en manos de los servicios sociales. En un primer momento fue acogida por 'Geranios', dependiente del Ayuntamiento de Madrid. Luego fue trasladada a un centro similar de atención a personas sin hogar, el 'Juan Luis Vives'.

Y fue allí donde intimó con un señor que se preocupó por ella. Desde hace siete meses son pareja. María Jesús ha vuelto a confiar en un hombre y, poco a poco, va rehaciendo su vida: “Ahora tengo una renta vital que comenzaré a cobrar el mes que viene. Mi pareja ya está jubilado. En unos meses esperamos tener acceso a un alquiler que podamos pagar y salir de 'Juan Luis Vives', que se han portado muy bien conmigo y me han escuchado”, relata emocionada.

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