Reino Unido: La Iglesia católica clama contra el acuerdo migratorio con Ruanda

El arzobispo de Glasgow, William Nolan, visitó ayer el centro de detenidos de Dungavel, mientras que el nuncio Gugerotti acudió el viernes al de Dover

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La Iglesia católica alza nuevamente su voz contra el acuerdo migratorio alcanzado en abril entre el Reino Unido y Ruanda, que permite a Londres deportar a solicitantes de asilo al país africano. En las últimas horas, el arzobispo de Glasgow William Nolan, por un lado, y el nuncio apostólico en el Reino Unido Claudio Gugerotti, por otro, han visitado sendos centros de reclusión de inmigrantes para hacer llegar a los internos la solidaridad de los creyentes. Sus visitas se han producido horas antes de que despegue hacia Kigali el primer vuelo de deportados. Está previsto para este martes, 14 de junio, con 31 inmigrantes a bordo.

El arzobispo Nolan acudió ayer al centro de internamiento de Dungavel, al sur de Glasgow, donde se confesó «escandalizado» por la nueva política migratoria.

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En el mundo, razonó, hay una crisis de refugiados. En 2010, había 40 millones de desplazados, y hoy son 100 millones las personas que, según la ONU, se han visto obligadas a dejar sus hogares a causa de la guerra, la persecución, la violencia o las consecuencias del cambio climático. Hay una «crisis internacional» a la que se está dando una respuesta «patética», denuncia. «Vamos a enviarlos a Ruanda no porque eso sea bueno para ellos, sino porque esperamos que la idea de ir a Ruanda les disuada de cruzar el Canal».

Tras su visita al centro, Nolan, que fue nombrado arzobispo de Glasgow el pasado mes de febrero, tuiteó: «La política de deportar por la fuerza a Ruanda a las personas que han venido a este país en busca de seguridad es moralmente incorrecta. Es una ofensa contra la dignidad humana y contra todas las mejores tradiciones de acogida de este país».



Solidaridad del Papa

El nuncio en el Reino Unido, por su parte, visitó el pasado viernes a los solicitantes de asilo internados en Napier Barracks, un antiguo cuartel del ejército en la localidad de Dover. Claudio Gugerotti les llevó un cuadro con la imagen y la bendición del Papa Francisco. El grupo con el que se reunió era cristiano y algunos de sus miembros habían tardado dos años o dos años y medio en poder llegar al Reino Unido.

El diplomático italiano ya había visitado antes esas instalaciones. Fue el pasado 31 de marzo en compañía del obispo Paul McAleenan, auxiliar de la diócesis de Westminster. En esa primera visita fue testigo de los sueños de futuro y la esperanza de unos jóvenes que al llegar al Reino Unido tenían la impresión de haber alcanzado «el cielo». Se reunió con ellos y con sus cuidadores, y al irse les comunicó que informaría de su visita al Santo Padre.

Al regresar a Londres, Gugerotti envió un correo al Papa. «Después de dos días, exactamente dos días —relata ahora— recibí una foto del Santo Padre, su bendición y una firma manuscrita. El Papa me dijo: “Ahora regresa a los cuarteles y transmite a esas personas la bendición especial que te he enviado para ellos”».

Con ese simple y cristiano gesto, añade, el Papa les ha querido transmitir la solidaridad y el apoyo de la Iglesia. «Una de las personas moralmente más importantes del mundo» les está diciendo que piensa en ellos, que los tiene en consideración y que los bendice en la esperanza de que puedan alcanzar pronto una vida mejor sin persecuciones.

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El acuerdo con Ruanda

El acuerdo migratorio con Ruanda anunciado por el gobierno de Boris Johnson el pasado mes de abril contempla el traslado al país africano de los inmigrantes que pretendan solicitar asilo tras cruzar irregularmente el Canal. Aunque los términos del pacto no se han facilitado, se sabe que el Reino Unido ha dispuesto ya una partida de 120 millones de libras (144 millones de euros) para este cometido.

El año pasado, según datos oficiales, lograron llegar al Reino Unido en pequeños botes 28.526 personas, casi cuatro veces más que el año anterior (8.404). Otros 7.800 inmigrantes fueron rescatados.

En los últimos meses el pacto migratorio de Johnson ha recibido numerosas críticas de las Iglesias y los organismos humanitarios. El cardenal Vincent Nichols, arzobispo de Westminster y presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Inglaterra y Gales, afirmó que en él no hay ni «compasión» ni respeto a la «dignidad innata de todo ser humano». Y el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, denunció que el envío de los solicitantes de asilo al extranjero supone «subcontratar nuestras responsabilidades».

El Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) también ha calificado el acuerdo de «inaceptable», dado que supone «una «violación atroz» del derecho internacional. «Acuerdos de tal naturaleza trasladan responsabilidades en materia de asilo, evaden obligaciones internacionales, y contravienes el contenido y la esencia de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados. (…) Las personas que huyen de guerras, conflictos y persecuciones merecen compasión y empatía. No deben ser tratadas ni transportadas al extranjero, como si fueran mercancía, para el trámite de sus solicitudes de asilo», dijo la secretaria general adjunta del organismo, Gillian Triggs.


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