Los peores momentos de Gabriel en Zambia: "Ver a madres morir con su bebé antes del parto por falta de medios"

El sacerdote percibe que Zambia progresa a nivel tecnológico, pero advierte que mientras el sistema educativo no mejore, la tasa de pobreza no remitirá

Por José Melero Campos @ImparablesCope

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 19:17

Ocurre en muchos países del Continente africano. Zambia es un país rico con una población pobre. Rico en minerales pero pobre como consecuencia de la nula distribución de la riqueza. Pese a todo, entre sus habitantes prima la generosidad. Ricos en generosidad.

Zambia, eso sí, es uno de los países políticamente más estables de África, y uno de los pocos que no ha sufrido golpes de estado ni regímenes autoritarios a lo largo de su historia.

Allí ha regresado por segunda vez el Padre Gabriel Rodríguez tras un paréntesis de tres años en España. En su primera etapa en el país africano permaneció más de una década. El retorno a Zambia estaba previsto para marzo, pero el coronavirus trastocó los planes hasta septiembre.

Se encuentra en la Diócesis de Solwezi, al noroeste del país junto a otros tres sacerdotes españoles: “Es una diócesis de 120.000 kilómetros cuadrados, más grande que Castilla y León”, comenta el Padre Gabriel, que procede de Burgos.

Su parroquia es rural, necesitada por la ausencia de recursos. No obstante, comenta a 'COPE misionera' que en los últimos años ha percibido un cierto progreso en el país: “Ha cambiado un poco. En los últimos cuatro años me he dado cuenta de ciertas mejoras, especialmente en la tecnología. A pesar de las diferencias entre las economías de los países, se da este fenómeno de las comunicaciones, que nos une cada vez más con Internet”.

El progreso tecnológico de Zambia

A juicio del sacerdote, Zambia se encuentra inmersa en una lucha entre la tecnología moderada y las carencias: “Mucha gente tiene teléfonos pero no pueden cargarlo. Las infraestructuras han mejorado. Al ser un país en paz, les permite progresar, aunque tendría que ser más rápido ese progreso, porque es un país rico en minerales, pero no está bien gestionado el reparto porque las potencias exteriores se aprovechan de estos recursos”, explica el Padre Gabriel.



En cualquier caso, ese progreso apenas ha llegado a la Diócesis de Solwezi, donde trabaja el sacerdote: “Estamos en una zona rural con gente que ha estado incomunicada, y eso se nota a nivel cultural, en la forma de trabajar... y en la educación. Tenemos que insistir en la importancia de la educación para que puedan salir de la economía de subsistencia y aspiren a otros puestos”.

Los momentos más duros como misionero

A lo largo de más de once años de misión en Zambia, los momentos vividos por el Padre Gabriel se cuentan por cientos. Algunas realidades son francamente duras, por ejemplo cuando debía coger su vehículo para trasladar de urgencia al hospital a madres a punto de dar a luz.

“Teníamos un único coche, y servía de ambulancia a cualquier hora del día. Muchos de esos partos eran de riesgo. Viajábamos a 130 kilómetros por hora para llegar a tiempo y salvar la vida de muchas mujeres y sus bebés. Lo peor era cuando no lo conseguíamos, pero en otras ocasiones la historia acababa bien. Aquí la línea entre la vida y la muerte es muy delgada, y lo sufrimos mucho. La cultura de la muerte encaja mejor aquí, a diferencia de las zonas desarrolladas”.