Adrián Santarelli: “Debemos vivir conectados con el corazón para ir hacia la verdad y el bien”

Este sacerdote de Buenos Aires destaca que la sociedad debe salir "a escucharlo todo para discernirlo todo, para poder encontrarnos con todos"

Por Redacción Religión

Tiempo de lectura: 3' Actualizado 29 nov 2022

Sanemos el corazón, conectemos el corazón, y digamos 'Dios encárnate en este corazón', para que la luz del amor y la luz del mundo, esa luz que nos alumbra cada mañana con el sol, que sale cada mañana, nazca e ilumine el corazón. Conozcamos la verdad, la libertad y la fraternidad que nos une por detrás de todo enojo y división. Siempre somos uno”, con estas palabras se expresaba Adrián Santarelli, párroco de Santo Tomás Moro en Vicente López, diócesis de San Isidro, Buenos Aires.

Santarelli es también es fundador de la Comunidad Belén, una asociación de laicos comprometidos con la fe católica, con carácter ecuménico y de fuerte compromiso evangelizador, presente no sólo en Argentina, sino también en Estados Unidos.

En una entrevista concedida a Radio Vaticana de Vatican News, el padre Adrián comentó que ha trabajado mucho por las misiones, que también estuvo como misionero en Cuba, además de haber estudiado misionoligía en Roma, en la Pontificia Universidad Urbaniana, lo que le permitió relacionarse con personas de los cinco continentes, ofreciéndole, al mismo tiempo, una experiencia muy enriquecedora, que le dejó esa idea de trabajar por las misiones.

Apareció una misión en mi vida que fue la del ministerio de sanación”, que lo llevó a desarrollarlo más allá de las fronteras parroquiales. Y explica que el mandato de ir e “imponer las manos a los enfermos lo da Jesús”, de manera que es algo inherente, por lo que aprovechó para darles confianza a los sacerdotes, a fin de que “utilicen este sacramental de la imposición de manos”, que todo sacerdote puede hacerlo. Además, recordó que así sucedía en la época de Jesús, que la imposición de manos es “un gesto polifacético” a través del cual se invoca al Espíritu Santo sobre las personas, mientras así, a veces, se bendice a los niños.

El padre Adrián explica que cuando se trata de una liberación, de algún tipo de infestación del mal, se necesita el permiso del obispo para poder continuar el ritual y hasta mediante un exorcismo. Naturalmente, en este caso, nos dice que se necesita contar con un grupo de discernimiento, para analizar acerca de si se trata de un tema psicológico o espiritual. Y, en su caso, el obispo le ha dado el permiso para poder obrar, también de esa manera, cuando se presente algún caso, aunque añade, son pocos.

Sanación y formación

El fundador de la Comunidad Belén relata que la sanación es un primer paso, puesto que "la persona tiene el deseo de sanar". Mientras el segundo es la formación, “para darnos cuenta de que, también todos, tenemos recursos como para llevar una vida más sana”.

Heridas propias de la infancia y de la familia

Asimismo, debemos reconocer que la salud “tiene que venir de un conocimiento", incluso "de las heridas propias de la infancia" y, muchas veces, también – prosigue el padre Santarelli – "hasta las propias heridas familiares que se traen, que también hay muchas enfermedades espirituales que vamos acarreando en la familia", por temas de los que no suele hablarse. Por esta razón, en su comunidad han comenzado a hacer retiros de sanación para matrimonios.

Alianza de paz entre las naciones y las religiones

De ahí que en su comunidad desarrollen “la alianza de paz entre las naciones y las religiones”. Inspirándose en el profeta Isaías añade que "hay que ser más inclusivos" y no hay que "quedarse encerrados", que en la Iglesia no debe haber grupos para unos pocos y "para adentro", sino que – como lo pide el Santo Padre – la Iglesia debe estar “en salida”, lo que no significa hacia el "proselitismo", sino salir “a escucharlo todo para discernirlo todo, para poder encontrarnos con todos, para poder tener una alianza de paz, para ser capaces de convivir en paz”.

Preparar el corazón como María

Ante el tiempo de Adviento que acaba de comenzar, ha indicado que debemos ”preparar el corazón como María que se dispuso a que el Verbo se haga carne, que la Palabra de Dios se haga carne en nuestros corazones. Disponernos como José a cuidar la humanidad de Jesús en la humanidad de hoy, y ser sencillos como los pastores, que fueron capaces de alabar y abrir el corazón. Y sentirnos invitados a este misterio de Dios".