Alfonso Blanco: “En el Seminario he descubierto que la vida sacerdotal es apasionante”

Este seminarista, que hasta los doce años no había pisado una iglesia, confiesa que "la Iglesia debe tener fe y esperanza en que el que manda es Dios"

Tiempo de lectura: 3’

“Haber entrado en el Seminario ha supuesto un cambio radical de vida. Yo vivo en el Seminario para luego poder ser sacerdote. Es un cambio total que ocupa la vida de la persona”, con estas palabras se ha expresado a ECCLESIA el seminarista Alfonso Blanco. La Iglesia celebra este domingo, solemnidad de San José, el Día del Seminario, este año con el lema “Levántate y ponte en camino”.



Blanco viene de una familia que no era creyente y cuenta que hasta los 12 años “no pisé una iglesia. La primera que se convirtió fue mi madre y no recibí formación cristiana porque mi familia, a pesar de tener tradición católica, no practicaba. Por una serie de acontecimientos y de problemas que había en casa debido a dificultades, mi madre fue a la iglesia casi por desesperación, y el Señor la fue llamando poco a poco. Entró la iglesia y se convirtió, casi de un día para otro. Mi madre fue la primera y poco a poco la familia fue detrás. Confiando en la palabra de mi madre y en lo que iba viviendo yo, empecé a creer en Dios”.

A pesar de esta historia peculiar, Alfonso confiesa que hizo su propio camino de creer en Dios y confiar en Él. “Comencé a tener encuentros personales muy vivos con Jesús a través de la confesión, de la eucaristía, de sacerdotes y de peregrinaciones que me iban marcando mucho mi adolescencia. A raíz de todo esto, a los 16 años, edad en la que te vas planteando lo que quieres ser de mayor, quise preguntarle a Dios: ‘¿Y tú, qué quieres de mí?’. A raíz de eso hubo una serie de acontecimientos que me llevaron a estar en el Seminario”.

“La vida sacerdotal es apasionante”

Confiesa que tal y como está estructurada la sociedad, “entrar al Seminario implica renunciar mucho a lo que el mundo propone. Dejas muchas cosas atrás, pero por otro lado también te abre paso y te abre camino a una vida espectacular y que nadie se imagina. A los jóvenes les diría que no tengan miedo, porque la vida que te propone la iglesia y el Seminario es apasionante. La vida sacerdotal es apasionante y yo no he descubierto esa pasión y esa vida hasta que no entré al Seminario. La intuía por lo que veía en otros sacerdotes, pero hasta que no entré al Seminario no descubrí lo que la vida del sacerdote implica y es apasionante”.

“Hay que abrir las puertas de las iglesias”

Respecto a la falta de vocaciones y la presencia de la Iglesia en la vida de la gente, expresa que “es complicado que las iglesias se llenen hoy en día, pero yo sí que he vivido la transformación y conversión de parroquias. A mí me han ido mandando a sitios y yo he visto como parroquias que estaban vacías se han llenado simplemente por el hecho de abrir la puerta, de ser sacerdotes que acogen a la gente por cómo son, sin juzgar y teniendo el corazón abierto a cualquier persona que pueda entrar por la puerta y presentándoles a Dios. Dios es esto, la Iglesia es esto. Jesús es esa persona que te espera, que te quiere y la gente lo acoge y lo recibe y así Iglesia se empiezan a llenar. La Iglesia debe tener fe y esperanza en que el que manda es Dios y Él es el que lleva la Iglesia”.

Religión