Un párroco ante la crisis del Covid-19: "La sangre del soldado hace grande al capitán"

Desde que comenzó la crisis sanitaria del Covid-19, el Centro Social de la Parroquia San Josemaría Escrivá reparte todas las semanas alimentos a 250 familias sin recursos

Por Santiago Tedeschi Prades

Tiempo de lectura: 3' Actualizado 13:00

El párroco de San Josemaría Escriba en Valencia lo tiene claro, “la sangre del soldado hace grande al capitán”. Es lo que le ha pasado durante este tiempo de cuarentena. Todas las iniciativas que ha empezado la parroquia han sido posibles gracias a las personas que más están sufriendo durante este tiempo de crisis económica y sanitaria.

Desde que comenzó la crisis sanitaria del Covid-19, el Centro Social de la Parroquia San Josemaría Escrivá reparte todas las semanas alimentos a 250 familias sin recursos. Su párroco, Jorge Molinero, afirma a Cope.es que “el hambre aparece tres veces al día, y hay que conseguir ayudar a estas personas esas tres”. Gracias a la colaboración de fieles y de muchísimos voluntarios han conseguido repartir bandejas de comidas cada día.

Reparto de comida

Ayer, 5 de mayo, fue el ultimo reparto, y Don Jorge confiesa que “había una cola inmensa y sentía al mismo tiempo una gran alegría y mucha emoción”. Dice haber visto escenas emocionantes, como la de una persona que le dijo que “tengo todavía comida del otro día, mejor hoy se la de a otros” o la de otra que dijo que “tengo patatas de sobra y he venido a llevarlas”. El Banco de Alimentos del centro social de la parroquia está realizando una "labor encomiable" con la atención de 250 familias, "muchas de las que vienen a recoger la comida de toda la semana un día con la supervisión de la Policía". En cuanto empezó el estado de alarma "llegó el hambre y se agravaron las dificultades para muchas familias al perder el trabajo que tenían", según explica el párroco. Actualmente, la ayuda del Banco de Alimentos está siendo completada con donaciones económicas de personas amigas de la parroquia a través de unas cuentas que han sido habilitadas.

Además de estos lotes se reparten 4 veces por semana 75 menús a personas que están confinadas en casa y tienen dificultades para salir. El reparto se realiza a través de voluntarios de la Parroquia y de Caritas Parroquial de San Francisco de Asís de Valencia, de Ntra. Sra. de la Misericordia de Campanar y de la Parroquia de S. Miguel Arcángel de Mislata.

Mascarillas y batas sanitarias

Al reparto de comida se la ha sumado otra experiencia que fue muy emocionante para toda la parroquia, la de cocer cientos de mascarillas y batas sanitarias. Don Jorge nos ha querido contar esta experiencia: “Al principio fue una locura porque ni siquiera los hospitales y las residencias tenían suficiente material”. Nos dice Don Jorge que fueron los mismos migrantes y voluntarios que empezaron a cocer: “Gracias al taller de cocer a maquina tenemos muchas personas que enseguida nos dijeron que querían participar”.

Voluntarios y personas sin empleo, en su mayoría inmigrantes usuarios del Centro Social de la parroquia San Josemaría Escrivá de Valencia se han ofrecido a tejer mascarillas y trajes sanitarios para repartir en residencias geriátricas y así hacer frente al coronavirus. De momento, han podido ser entregados más de dos mil trajes sanitarios y mascarillas gracias a la colaboración de dos empresas que se encargan de la producción y distribución. "Es una realidad conmovedora”, dice Don Jorge, que ha asegurado que "proveemos de material a los usuarios del centro social para que lo elaboren desde sus propias casas".

El centro social

La parroquia San Josemaría Escrivá de Valencia acogía antes de la crisis del Covid-19 unas 1300 personas, la mayoría migrantes provenientes de África y Latino América. La parroquia les acogía y sobre todo les daba informaciones sobre como obtener una mejor empleabilidad. Alrededor de 230 personas consiguieron empezar cursos socio-sanitarios, de hostelería, de cuidado del hogar.

El “Centro Social Parroquia San Josemaría” desarrolla actividades de asistencia social y laboral con personas desfavorecidas en general, desarrollando actividades de formación y mejora de su cualificación profesional, junto a la atención de las necesidades personales, familiares y sociales. El acceso al empleo es de vital importancia en los procesos de integración de personas vulnerables y en riesgo de exclusión, ya que disponer de un trabajo resulta algo imprescindible para el desarrollo de un modelo de vida digno, autónomo e independiente. Las acciones desarrolladas comprenden desde programas de orientación, capacitación, formación ocupacional personal y profesional, y cursos específicos de formación, hasta prácticas formativas en empresas con el fomento de la contratación. También imparte formación pre-laboral, así como la elaboración de estudios y propuestas técnicas.