El obispo de Mallorca satisfecho por el archivo de la causa contra dos sacerdotes

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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El obispo de Mallorca satisfecho por el archivo de la causa contra dos sacerdotes

Desde el día en el que conocí los hechos sucedidos entre Mn. Alfred Miralles y Mn. Joan Darder quedé profundamente afectado por el enfrentamiento de dos sacerdotes de mi presbiterio, y por el escándalo producido en la comunidad eclesial.

Desde entonces decidí poner en marcha los procedimientos jurídicos oportunos para aclarar los hechos y sus causas y motivaciones.

Tras el archivo de la investigación previa, civil y canónica, por presuntos abusos contra Mn. Alfred Miralles, y de ser retirada la denuncia por agresiones que existía contra él por parte de Mn. Joan Darder, quiero manifestar lo siguiente:

1. La relación entre las personas no siempre es fácil, y a veces nos podemos herir, incluso destruirnos. Especialmente cuando estas acciones destruyen el honor y la fama de las personas, víctimas de acciones que van contra la verdad y la justicia, y de muy difícil reparación.

2. Deseo manifestar mi alegría por el archivo de los procesos de investigación respecto a Mn. Alfred Miralles, y contribuir a la pública restitución a su honor y buena fama.

3. Ciertamente, a veces cuando nos sentimos acusados ??injustamente por el otro, podemos reaccionar de forma injusta. Al respecto, siempre hay la moderación y no acudir a la violencia física.

4. Es muy grave cuando se acusa otro -o se participa en el acusación- de algo que afecta a su dignidad y su fama sin fundamento suficiente. Quien hace esto se desacredita a sí mismo y pone en entredicho su palabra para el futuro. Solo si tiene el coraje de pedir perdón, o al menos reconocer que se ha equivocado, podrá contribuir a la restitución de la buena fama de las víctimas y así cumplir las exigencias de reparación del daño hecho, a las que está obligado en conciencia.

5. Los cristianos debemos ser hombres sinceros y amantes de la verdad. San Pablo aconsejaba las primeras comunidades: "Abandonad la mentira y que cada uno diga la verdad a su prójimo, ya que todos somos miembros de un mismo cuerpo." (Ef 4,25).