Hilda, peruana y delegada de Migraciones de Burgos: “La fe nos une y rezar juntos, también”
La Iglesia celebra el domingo 25 de septiembre la 108ª Jornada Mundial del Migrante y del Refugiado
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“Elegí Burgos porque había estado como turista hace 32 años, en el año 90, y ya tenía conocidos en la ciudad.
Y ahora se han convertido en mi familia”, este es el testimonio de
, peruana y delegada de Migraciones de Burgos. La Iglesia celebra el domingo 25 de septiembre la 108ª
. Una jornada que también quiere ser una oportunidad para conocer la pastoral con personas migradas en parroquias y diócesis.
Explica que para ella era imposible pensar que 19 años después de llegar a Burgos acabaría siendo la delegada de migraciones de dicha diócesis. “Yo venía de Perú con un trabajo previo de muchísimos años. Desde muy niña participaba de la vida de mi parroquia. Fui catequista, animadora, y luego responsable de mi parroquia durante muchos años. Al llegar aquí, necesitaba llenar ese vacío y comencé a ir a la iglesia que estaba cerca de donde residía”.
Su integración en la diócesis
“Ese mismo año, en noviembre, nos invitaron a participar en un equipo latinoamericano de la diócesis. Y dije, pues ahí voy. Así comencé a integrarme. Primero con este equipo latinoamericano. En el año 2005, se amplío la invitación a participar en la Mesa, que era entonces como se llamaba la delegación. Y en 2017 me propusieron ser delegada. En este tiempo, además, había hecho varios cursos que ofrece la Conferencia Episcopal”.
Sobre si ser migrante a la hora de trabajar en esta delegación afirma que “ser migrante influyó a la hora de nombrarme delegada. El lenguaje, las formas, haber vivido esta misma experiencia me ayuda a la hora de conectar. Aunque también es verdad que no deja de ser complicado, porque cada uno llega con un problema completamente distinto. Los hay que vienen porque huyen de guerras, de conflictos… Pero al final, el cariño que le das es lo que nos une".
Impulsar la acogida de la fe
Hilda expone que para trabajar la acogida en la fe, “lo primero es la acogida y esta acción la hacemos desde Cáritas. Pero desde la delegación también impulsamos la acogida en la fe. Nuestro reto es que la persona se sienta integrada en la parroquia en la que vive. Vamos dando pasos para que en las comunidades parroquiales haya conciencia de que existen personas de distintos lugares y que eso supone una riqueza. También hay que tener en cuenta que la mayoría de los migrantes que vienen de América son jóvenes y eso revitaliza la Iglesia”.