El card. Omella nos ofrece su mejor consejo para esta noche de Reyes: "No hay mejor regalo"

Esta fiesta, que se celebra cada 6 de enero, es un homenaje a lo que los Magos de Orientes hicieron con el Niño Jesús en el Portal de Belén

Por Redacción Religión

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 09:32

Los Reyes Magos llegan esta noche a los hogares de todo el mundo. Esta fiesta, que se celebra el 6 de enero, es un homenaje a lo que los Magos de Orientes hicieron con el Niño Jesús en el Portal de Belén.

El card. Omella, arzobispo de Barcelona y presidente de la CEE, ha querido lanzar un consejo para esta noche tan importante en las casas de las familias españolas: “Si no sabes qué regalar a tus seres queridos, ofréceles tu tiempo, amor y oración. No hay mejor regalo”:



Melchor, Gaspar y Baltasar

Como bien sabréis, los descritos como los «Reyes Magos de Oriente» son Melchor (procedente de Europa, un hombre anciano de pelo y barbas blancas), Gaspar (el más joven de los tres, de pelo rubio y proveniente de Asia) y Baltasar (de mediana edad, origen africano y piel negra).

Es habitual creer que el orden de los regalos sea el mismo que con el que nombramos normalmente a Reyes Magos (Melchor, Gaspar y Baltasar), pues muchas son las personas que creen que fue Melchor quien entregó el oro, pero en realidad (o así se indica en los escritos) fue Baltasar quien lo agasajó con el metal precioso.

El porqué de cada regalo también tiene su explicación. Para los cristianos tienen un significado y un sentido especial, porque nos hablan directamente de Jesús.

El significado de los regalos de los Reyes Magos al Niño Jesús

Baltasar entregó el preciado oro a Jesús ya que éste era considerado el «Rey de Reyes» y ese presente era el que estaba destinado para los monarcas y altos dignatarios. El oro sirve para reconocer la realeza y grandeza de esa persona. Jesús nace en el Portal de Belén, un lugar humilde, pero sigue haciéndolo como Rey. "El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin" (Lucas 1, 26-38) El Niño Jesús, Dios hecho carne, viene a ser el Rey de Israel, además de Salvador de toda la humanidad. Por eso, en calidad de "rey", recibe el oro.

Gaspar obsequió al Mesías con incienso, pues se trataba del «hijo de Dios» y a las divinidades se les rendía culto en los altares quemando incienso. El incienso en la Biblia, así como en la cultura hebrea y judía se usaba para ofrecérselo a Dios, se quemaba delante de Dios para ofrecer sacrificios, la Iglesia católica aún hoy lo sigue haciendo. Por tanto, es una prueba de la divinidad de Cristo, ofrecerle incienso, como a un auténtico Dios.

Melchor ofreció la mirra por que Jesús era hombre y como tal moriría joven, siendo necesaria esa resina para que su madre (María) pudiese ungir el cuerpo sin vida cuando llegase el momento del deceso. Es decir, su uso era el "cuidado último" a los muertos antes del entierro. El sentido de este presente para el Niño Jesús era un anticipo de que iba a morir, como un humano más. Nos viene a enseñar que Cristo se hizo carne, humano, verdadero hombre, y murió por nosotros, por eso necesitó ser embalsamado con mirra.