Árbitro de fútbol y monaguillo: Conoce la historia de Marcos Diego

Este estudiante de bachillerato ayuda desde los diez años en su parroquia y se encarga que durante la celebración de la Eucaristía "no haya ningún fuera de juego"

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Redacción Religión

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Marcos Diego estudia primer curso de bachillerato en Castro Urdiales, Cantabria. Desde los diez años ayuda en Sámano al sacerdote en la iglesia de San Nicolás. "No me preparé para ser monaguillo, no estudié para ser monaguillo, así que cada día fui aprendiendo. En su momento tuve que aprender cómo usar el incensario".

Es una cosa "que requiere su técnica; no es sencilla, pero tampoco demasiado complicado", asegura Marcos que aclara que todos sus compañeros de clase, "mis amigos, saben perfectamente que voy todos los domingos a misa y que soy monaguillo. A veces me gastan alguna burla, pero entre amigos, porque siempre se ha quedado ahí. Ellos la mayoría no son creyentes, pero me respetan por ser yo, y sobre todo por ser monaguillo".

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A este joven, como a los de su edad "le apasiona el deporte" y es árbitro de fútbol. "Igual que en el terreno de juego debo estar pendiente de todo lo que pase, en una Eucaristía tengo que observar que no haya ningún fuera de juego".

Su labor como monaguillo, reconoce, "aayuda a que la fe no muera. Merece la pena de ser monaguillo, sentirse bien con uno mismo, y con Dios, con el Señor".

Su trabajo, los domingos, consiste en está con su párroco sobre el altar "y antes preparo las cosas; como las formas, además del agua y el vino, para llevar las ofrendas. También me encargo de echar cera en caso de que las velas no lo tengan. Y

". Y en el caso de que se haya olvidado algo "también me encargo de bajarme del altar y solucionarlo. Ya sea activar los micrófonos, que ha pasado, vamos a ser sinceros. O que el volumen esté demasiado bajo o alto, que también ha sucedido".

¿Cuál es la función del monaguillo?

Los ministrantes, más comúnmente conocidos como monaguillos, son quienes asisten al sacerdote durante la misa. Su nombre deriva del latín “ministrare”, es decir, de servir. Su función es parte integral del ministerio litúrgico. En la historia de la Iglesia encontramos muchas figuras que pueden representar el modelo ideal para los monaguillos, como san Tarsicio, vivido en la época de las primeras comunidades cristianas en Roma, que fue asesinado por sus pares paganos porque se había puesto a disposición para llevar la Eucaristía a los cristianos prisioneros, o santo Domingo Savio, que encontró un maestro y un guía en San Juan Bosco, y dedicó su desafortunadamente corta vida a los hermanos y a la comunidad.

Con motivo de la XXV Peregrinación Nacional de monaguillos al Santuario de Fátima, en Portugal, el Papa Francisco envió un mensaje que fue leído en la misa de apertura del encuentro, el sábado pasado. El Pontífice recordó los retos de quienes sirven en el Altar y exhortó a los jóvenes a ser santos y originales, poniendo "todo el entusiasmo de la edad en el encuentro con Jesús escondido bajo el velo eucarístico". "Ofrezcan sus manos, sus pensamientos y su tiempo a Jesús, Él no dejará de recompensarlos".