Carta del obispo de Huesca y Jaca: «Jornada de responsabilidad en el tráfico»

Julián Ruiz Martorell pide prudencia, buena educación y respeto a los conductores y recuerda que la carretera puede ser «un lugar de vivir la fe, de encuentro, de diálogo»

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Queridos hermanos en el Señor:

Os deseo gracia y paz.

En este domingo celebramos la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico, cuyo lema “María se puso en camino” dirige nuestra mirada hacia la Madre de Dios. A ella le pedimos que interceda por los profesionales del volante (transportistas, repartidores, taxistas, conductores de ambulancias y de equipos de extinción de incendios, conductores de autocares y otros vehículos de servicios), por los trabajadores de autoescuelas, por los agentes de tráfico, por los que investigan nuevos métodos de seguridad vial, y por todos los que conducen (automovilistas, motoristas, ciclistas), especialmente durante los largos y frecuentes desplazamientos en estos meses de verano.

En el subsidio litúrgico preparado por el Departamento de Pastoral de la Carretera de la Conferencia Episcopal Española para esta Jornada se nos recuerda:

1) “El conducir bien y seguro es una obligación. Las estadísticas, año tras año, nos dicen que debido a los accidentes de tráfico, son muchas las personas que quedan con graves secuelas físicas, y no solo eso: unas dos mil personas anualmente, pierden la vida en nuestras calles y carreteras”.

2) “Detrás de las cifras debemos poner rostro, nombre y apellidos y tanto, tanto dolor y lágrimas”.

3) “¡Poneos en camino! ¡Sí! Pero, como María, para ayudar a los demás y llevarles la alegría de la presencia de Dios en nuestro camino, como la Virgen misma canta y proclama en el Magníficat”.

La prudencia, la buena educación, el respeto, la conciencia de la necesidad de ayuda recíproca, el control de las condiciones óptimas -tanto personales como de los vehículos- para la conducción, favorecen desplazamientos más responsables, más seguros y más satisfactorios.

Cuando nos ponemos en camino son muy importantes el punto de partida y el lugar de destino. Pero también es decisivo el itinerario recorrido. El contacto con la naturaleza, el descubrimiento de nuevos paisajes, el disfrute de los valores culturales, la convivencia, la solidaridad, dejan huella en nosotros y nos permiten crecer interiormente.

Los Obispos del Departamento de Pastoral de la Carretera nos recuerdan en su “Mensaje” que los cristianos no solamente tenemos el “deber de no hacer mal a nadie”, sino el de “hacer el bien a todos”. Y escriben: “la carretera no debe ser únicamente un lugar de ir y de venir, sino también un lugar de vivir la fe, de encuentro, de diálogo, de disfrute, de convivencia, de oración...”.

Pedimos también que la mirada vigilante de San Cristóbal nos acompañe en los trayectos y que su intercesión nos guíe.

Recibid mi cordial saludo y mi bendición.


+ Julián Ruiz Martorell

Obispo de Vitoria

Religión