Navidad: La pedagogía del pesebre

Navidad: La pedagogía del pesebre

Agencia SIC

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Mons. Carlos Escribano La Nochebuena está al caer. Este domingo concluye el tiempo del Adviento. Las calles iluminadas, las casas adornadas, los comercios engalanados, la inquieta alegría de los niños, todo nos habla de la Navidad que ya llega. La hermosa tradición cristiana de representar el nacimiento de Cristo también expresa lo entrañable de estas fechas que ya están aquí. Son muchos los belenes que podemos contemplar en nuestras ciudades y pueblos: en parroquias y comunidades religiosas, en calles y plazas, en muchos escaparates y también en nuestros hogares. Algunos son verdaderamente hermosos, llenos de detalles que quieren entablar un diálogo con aquellos que los observamos con agrado y regocijo. Muchos delicados y consumados artistas, que trabajan anónimamente durante meses para mostrarnos esas populares obras de arte, se afanan por hacernos guiños llenos de belleza y delicadeza para que contemplemos con atención tal figura o tal escena, mostrándonos mucho más de lo que a simple vista pudiese parecer.

Me recuerda esa invitación a la propuesta que hacia el Papa Francisco cuando era Arzobispo de Buenos Aires, en su homilía de la Misa del Gallo del 2006, e invitaba a sus diocesanos a introducirse en lo que él llamaba la pedagogía del pesebre. Se trata de contemplar las escenas que nos narran los evangelios de la infancia de Jesús para dejarnos sorprender por la novedad eterna de Dios y por su manera de manifestarse al mundo. Cuantas enseñanzas podemos sacar de una contemplación sosegada de estos pasajes bíblicos, que vemos reflejadas también en muchos belenes, en los que vemos a María, "la mujer creyente y de trabajo que tuvo el coraje de confiar en Dios. Junto a ella está José, el hombre justo y bueno que prefirió creerle a Dios antes que a sus dudas. Así Dios se nos revela en el amor y abnegación de una sencilla pareja creyente, en lugar del aparente esplendor de los que confían en sus propias fuerzas".

Dios se nos sigue manifestando hoy a los hombres como hizo en la noche de la Navidad a aquel grupo de pobres pastores que vivían al desamparo de muchas cosas, pero su presencia y la elección de Dios nos recuerda cada año que "necesitamos volver a sorprendernos por un Dios que elige "la periferia" de la ciudad de Belén y la "periferia existencial" de los pobres y marginados del pueblo de ese momento para manifestarse al mundo. (?)Sin embargo, la sorpresa más grande es que Dios se manifiesta en un niño pequeño, pobre y frágil. Así es Dios que se manifiesta en Jesús: Dios que escoge lo pequeño para confundir a los fuertes. Sorpresa que también se hace noticia buena: Dios está al alcance de todos los que se dejan desinstalar por la pedagogía del pesebre y la acogen como camino transformador de vida".

Y para aquella Navidad hizo un encargo a sus diocesanos, que yo me permito trasmitiros en este año vosotros: "Ahora, siguiendo la pedagogía del Señor de la historia, queremos que los más alejados, aquellos que como los pastores viven y experimentan la "periferia de la vida", encuentren en nuestra cercanía una presencia que les hable de Dios que nos ama, de Dios que es ternura y viene a nosotros, a todos, a cada uno, para darnos vida y vida en abundancia, para hacernos felices, para que vivamos en justicia, verdad y paz".

Os deseo de corazón a todos una santa y feliz Navidad

+ Carlos Escribano Subías,

Obispo de Teruel y de Albarracín