Economato diocesano y tres peticiones

Agencia SIC

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Mons. Ángel Rubio Las estadísticas informan que en nuestro país ha crecido el número de personas que se sitúan por debajo del umbral de la pobreza. No harían falta estadísticas para darse cuenta de ello. Basta con abrir los ojos y mirar. Parece que la producción y distribución de los bienes económicos no se llevan a cabo en función de la persona, sino en vistas a la producción y al juego de intereses egoístas. A esto debemos añadir el derroche del gasto publico y privado, la fiebre del consumo, la droga, las modas culturales y por qué no ?y lo decimos con palabras del Papa? "el vació de interioridad y de trascendencia que nos invade".

Cáritas diocesana ha atendido en los meses de enero y febrero a 489 familias, a las que se deben sumar aquellas a las que se ayuda desde las diferentes Cáritas parroquiales. Según Cáritas diocesana de esas familias treinta y siete tienen a todos sus miembros en paro, con el agravante de que en algunos casos nos encontramos con personas que son parados de larga duración y con una edad que disminuye sus posibilidades de encontrar trabajo.

Ante esta situación, principalmente económica, hemos de comprometemos todos a una mayor austeridad y generosidad que nos permita compartir más. Por eso, hago estas tres peticiones:

1. Invito a los sacerdotes a entregar un porcentaje fijo de sus ingresos mensuales al menos durante el presente año a Cáritas diocesana. Con motivo de la Misa Crismal que se celebrará el próximo lunes 2 de abril, dentro de la Semana Santa, pido que en la colecta que tradicionalmente se hace ese día, los sacerdotes y el Obispo entreguemos al menos el 10% de nuestros ingresos mensuales para inaugurar un "Economato Solidario Diocesano" en la ciudad y atender especialmente a los más desfavorecidos. También invito a los fieles que deseen unirse a esta iniciativa diocesana lo hagan con generosidad. EI amor de la Iglesia por los pobres se inspira en el Evangelio de las bienaventuranzas, en la pobreza de Jesús y en su atención a los pobres. Nadie por consiguiente puede desentenderse de este problema diciendo que lo arreglen los gobiernos y que cambien las estructuras. Hay que empezar por uno mismo.

Ojala que haya muchas personas que se unan a esta petición según sus posibilidades, de modo que podamos socorrer a nuestro prójimo para aliviarlos, defenderlos y liberarlos, haciendo realidad de forma organizada el Economato solidario Diocesano y otras iniciativas concretas que Cáritas nos vaya presentando en nombre de la Iglesia.

2. La Iglesia eleva siempre y en todo tiempo oraciones por las necesidades o situaciones de indigencia. El cristiano no camina a solas, se sabe parte de la familia humana y comparte, en la medida que puede ?y siempre es posible rezar? todo lo que afecta a sus hermanos. Pidamos en la oración de los fieles de cada eucaristía por esta intención, con estas o parecidas palabras: "Para que nos conceda amar eficazmente a los hermanos que carecen de alimento y puedan servirte con libertad y alegría". Roguemos al Señor.

3. Ténganse en cuenta, también, la pertinaz sequía que padecen los campos y que preocupa profundamente a nuestros campesinos de esta tierra tan necesitadas de agua del cielo. Hagamos súplicas y oraciones pidiendo con fe, en las misas a las que asiste el pueblo, el don de la lluvia oportuna y las abundantes cosechas, con estas o parecidas palabras: "Para que nos conceda la lluvia necesaria y oportuna y ayudados con los bienes de la tierra podamos aspirar confiadamente a los bienes del cielo". Roguemos al Señor.

Son tres peticiones de orden material y espiritual que han de llevamos a cumplir el mandamiento del amor para atender en estos momentos las necesidades de nuestros hermanos y conseguir que nuestras almas sean tierra fértil con la gracia del cielo.

+Ángel Rubio Castro

Obispo de Segovia