Baltasar y Danilo, un regalo para la Iglesia de Mallorca

Baltasar y Danilo, un regalo para la Iglesia de Mallorca

Agencia SIC

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Mons. Sebastià Taltavull El pasado domingo, festividad de San Juan Bautista y en nuestra Catedral, Dios nos hacía este regalo: dos nuevos sacerdotes para la Iglesia de Mallorca, jóvenes y valientes, Baltasar y Danilo, discípulos misioneros de Jesús que le han dicho "sí" para toda la vida. Un compromiso firme, reflexionado y orado, discernido en comunidad y hecho con toda libertad, un referente para los jóvenes. Nuestra Iglesia los acoge con amor y ora por ellos para que sepan vivir con fidelidad y celo apostólico el ministerio de servicio al Evangelio que les ha sido confiado.

n la oración de ordenación hemos pedido que sean fieles administradores, a fin de que el pueblo de Dios se vea renovado por el baño regenerador del bautismo, se alimente de la Eucaristía, los pecadores sean reconciliados y los enfermos reciban confort. Toda una vida de dedicación a los hermanos para hacerles presente el don misericordioso de Dios en ellos.

Esta dimensión sacramental tiene una implicación social y su resultado se verifica en la conversión de los corazones según el Evangelio y en la transformación de las estructuras sociales de la convivencia humana ejemplo de una comunidad cristiana cohesionada en torno a Cristo que es su Cabeza y Pastor, misión a la cual hoy los sacerdotes somos enviados a hacer realidad para santificación de todo el Pueblo de Dios.

La unción sacerdotal que, como el resto de sacerdotes en su momento, han recibido Baltasar y Danilo, recibe su pleno sentido con estas palabras del papa Francisco: "La unción sacerdotal no es para perfumarnos a nosotros mismos, ni mucho menos que la guardemos en un recipiente, ya que el aceite se volvería rancio… y amargo el corazón. Al buen cura se le reconoce por cómo anda ungido su pueblo. Esta es una prueba clara".

El camino que inician estos jóvenes hermanos nuestros los lleva a cumplir la misión de Cristo sacerdote con gozo constante y con caridad verdadera, no buscando los propios intereses sino los de Jesucristo, siguiendo su ejemplo de buen Pastor, que no vino a ser servido, sino a servir y a buscar todo aquello que estaba perdido.

+ Sebastià Taltavull

Obispo de Mallorca