Las sorpresas que revelan las dos últimas pinturas de Rafael en el Vaticano

Conocemos cuáles fueron las últimas pinturas de Rafael en el Vaticano

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Lo que ocurrió en 1508 en Roma marcó para siempre la historia del arte universal. El Papa Julio II confió a Miguel Ángel, que por aquel entonces contaba 33 años, las pinturas de la bóveda de la Capilla Sixtina. No contento con esto, encargó a Rafael la decoración de lo que serían sus estancias privadas. La combinación de estas dos genialidades nos deja sin palabras cada vez que visitamos los Museos Vaticanos. Mucho se ha escrito sobre la rivalidad entre Miguel Ángel y Rafael. Se cuenta que mientras el de Urbino estaba enfrascado en la “Escuela de Atenas”, Bramante le permitió “colarse” en la Capilla Sixtina para ver qué es lo que estaba pintando su contrincante. Se quedó tan impactado que cambió su forma de pintar los frescos del Palacio Apostólico vaticano, lo que conocemos como las estancias de Rafael.

¿Cuáles fueron las últimas pinturas de Rafael en el Vaticano?

En los Palacios Apostólicos, además de las famosas estancias, el pintor de Urbino también decoró otros rincones con pinturas al óleo. En la Sala de Constantino los técnicos del Museo Vaticano han descubierto dos magníficas pinturas que podrán admirarse tras la reapertura de los Museos Vaticanos el próximo 1 de junio.

Estas dos pinturas se encuentran en la Sala de Costantino y se ha comprobado que se trata de las dos únicas figuras femeninas pintadas al óleo entre los frescos de este salón. En la estancia se estaban realizando trabajos de restauración desde el año 2015 y al concluir los trabajos se confirmó que esas figuras estaban trazadas por el inconfundible pincel de Rafael. Las fuentes históricas certificaron el descubrimiento, puesto que se encuentra en una zona –el segundo piso del palacio papal– que el papa León X confió a Rafael para su decoración entre el otoño de 1518 y la primavera de 1519. El pintor no vio culminada su obra, puesto que fallecía el 6 de abril de 1520, el mismo día que cumplía los 37 años.

Utilizando las técnicas más modernas se ha permitido que recuperen el color original tres de las cuatros paredes de este inmenso salón. Gracias a este trabajo se descubrieron las alegorías de las virtudes Iustitia y Comitas (cortesía), pintadas al óleo entre los frescos de la Sala de Costantino. Las dos alegorías flanquean las figuras de los papas, ocho en total, representadas en un trono dentro de nichos a los lados de las escenas principales. También se han encontrado unos clavos bajo los frescos que servían para fijar en la pared el tipo de óleo resinoso empleado.

En este año en el que se cumplen 500 años de la muerte del pintor y arquitecto Rafael Sanzio se podrá disfrutar de estas alegorías, aunque sea rodeados de las medidas de seguridad que dicta la pandemia.

Entre el otoño de 1518 y la primavera de 1519, el Papa León X encargó a Rafael decorar la sala utilizada para las recepciones de los embajadores y las autoridades políticas, que es la cuarta y más grande de las estancias de los apartamentos pontificios en el segundo piso del Palacio Apostólico. Las dimensiones de esta sala lo dicen todo: 18 metros de largo por 12 metros de ancho, y una altura de unos 13 metros.

Como la muerte le vino de forma inesperada no pudo concluir su proyecto, tal como documentan los diseños que se conservan. Por este motivo la decoración de esta sala fue completada por sus colaboradores Giulio Romano y Giovan Francesco Penni entre otros.

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Hasta el momento las distintas capas de pigmentos que se habían superpuesto sobre las pinturas y que habían alterado los colores no habían permitido confirmar a los expertos si se podían atribuir a Rafael tal como sugería la historiografía. El largo y complejo trabajo de restauración que acaba de realizar los Museos Vaticanos, confirma sin lugar a dudas que estas dos alegorías están realizadas por Rafael.

La última pintura que Rafael dejo sin terminar fue “La Transfiguración”, que fue colocada a la cabeza del lecho mortuorio. En su tumba, en el Panteón de Roma aparece este epitafio escrito en latín: “Ille hic est Raphael tince it quo sospite vince, rerum magna parens et moriente mori”. “Aqui yace Raffaello, del cual la natura (lo temía) mientras era vivo, de ser vencida, pero ahora que está muerto teme de morir”.

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