Quinto susurro. El perfume

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Los perfumes reaccionan de manera diferente sobre cada piel; podríamos decir que se personalizan solos. Como cristianos, también nos personalizamos cuando sabemos crecer en la fe y compartir la experiencia del encuentro con Cristo de mil maneras diferentes. La relación con Cristo, con Dios, siempre es personal y subjetiva. Por eso, nuestra manera de darlo a conocer al mundo tendrá infinitos matices olfativos, como el perfume, y todo el mundo podrá percibir qué bien huele la Buena Noticia y que, siendo igual para todos, tiene notas olfativas muy personales para cada uno. Accede a contenidos adicionales en: cope.es/susurros