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La figura de Juan el Bautista: el último de los profetas y el primero de los testigos

En el podcast 'Siempre aprendiendo', el periodista y sacerdote Josetxo Vera reflexiona sobre una de las figuras clave en este tiempo de Adviento, Juan el Bautista

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Josetxo Vera
Twitter Josetxo Vera

Tiempo de lectura: 4'Actualizado 12:51

Decíamos la semana pasada que nos habíamos inmersos en el tiempo de Adviento, este tiempo de espera esperanzada mirando el nacimiento de Jesús y el portal de Belén desde donde nos va a llegar la salvación al mundo entero. En este tiempo de Adviento que incluye los cuatro domingos hay un personaje que es muy importante en la historia de Jesús. Hoy hablamos de Juan el Bautista.

Juan el Bautista, este personaje del Nuevo Testamento que tiene una grande relación con el Antiguo Testamento. En los 46 libros del Antiguo Testamento se va viendo la alianza de Dios con su pueblo para restaurar la relación que tenía con el hombre. Dios comienza un camino de alianzas para reencontrar al hombre en toda su plenitud y renovarlo a esa dignidad de Hijo de Dios.

Juan el Bautista es el último personaje del Antiguo Testamento y el último de los profetas que anuncia que ese reencuentro de Dios con el hombre está cerca y por eso pide a la gente de su tiempo que se convierta y cambie su vida. El Reino de Dios está cerca. Al mismo tiempo es el primero que dice “este es el cordero de Dios que quita el pecado del mundo” y reconoce a Jesús como el Salvador. El último de los profetas y el primero de los testigos.

La personalidad de Juan el Bautista es muy conocida y en ella nos vamos a infiltrar ahora. Tiene un marcado carácter de anuncio como lo hacía los profetas del Antiguo Testamento que se reunían con su pueblo y les pedían de cambiar de vida. Es también un personaje clave en la historia y en la vida de Jesús porque con él comienza la vida pública de Jesús, el momento en el que comienza el anuncio de sí mismo como el Mesías y el comienzo de su misión que tiene lugar en el Río Jordán con el bautismo de Juan el Bautista. Es un momento fundamental de la vida de Jesús.

Juan el Bautista aparece también en algunas preguntas que hace Jesús a sus apóstoles, también sale su figura cuando se habla de su muerte. Pero los dos momentos muy importantes son el bautismo de Jesús y cuando reconoce al Salvador en el seno de su madre.

La vida de Juan el Bautista camina como la de un asceta que ha dedicado su vida al anuncio de que el Mesías está próximo. Tiene una relación personal con Jesús y en muchos cuadros lo podemos ver jugando con María u Isabel. La Sagrada Escritura nos lo presenta ya adulto, una vida muy austera y se convierte en el modelo de persona que prepara la venida de Jesús. Modelo de austeridad y de sacrificio.

Es un hombre muy popular y el Evangelio nos lo presenta con muchos seguidores que van adoptando en su vida esa conversión a la que les llama Juan el Bautista. Esta popularidad no solamente hizo que tuviera mucho auge durante las primeras comunidades cristianas, sino que su persona ha cogido una gran relevancia en todo el tiempo de la composición del Nuevo Testamento.

Su sobrenombre, 'El Bautista', reconoce cómo realiza su misión: pedir y preparar el camino del Señor. Este anuncio de una conversión es el mensaje central que tiene Juan el Bautista. El punto culminante de esta conversión se celebraba a orillas del Río Jordán. De algún modo la conversión quedaba arrojada en el agua y a esa conversión acudía todo tipo de personas. Su mensaje de conversión, en un tiempo en el que se esperaba la pronta llegada del Mesías, calaba muy bien entre la población de su tiempo y había mucha gente que deseaba esperar la venida de Jesús con un corazón limpio.

Del resto de su vida sabemos muy bien. ¿Qué sabemos de él? Lo único que sabemos nos lo encontramos en el Nuevo Testamento. Marcos comienza su Evangelio directamente con la predicación de Juan el Bautista en el desierto y bautizando en el Jordán. Mateo también hace esa explicación de Juan el Bautista en el Jordán, pero antes se dedica a esclarecer la genealogía de Jesús. Juan y Lucas lo presentan contando la historia de su concepción por Isabel y su padre Zacarías, sacerdote en el templo.

Es un hombre que vive en el desierto y su historia tiene que ser comprendida en exclusiva a través de lo que nos llega por el Nuevo Testamento. Según parece procedía de una familia sacerdotal y su padre, Zacarías, pertenece a la tribu de Leví. El mensaje de Juan el Bautista es una opción de vida que se hace visible en sus palabras y en sus gestos. Es un hombre de ideas claras que se enfrenta en la sociedad contemporánea para exigirle volver al camino del Señor. Es un tono profético y muchas veces apocalíptico.

El centro de su anuncio es que está cerca el Reino de Dios, el Mesías proclamado, esperado, anunciado por todos los profetas en el Antiguo Testamento. De algún modo lo que él dice es lo que va a tener plenitud, pero además con el matiz de que está cercano y por eso anuncia una conversión radical. La llegada del Mesías es inminente aunque no sabemos si Juan era consciente de esa inminencia.

Es importante explicar cuál es el sentido del bautismo de Juan, un rito por el que se confiere a la persona no un sacramento sino que se le ofrece un cambio de vida, un entregarse más al Señor. Sin embargo entonces, ¿qué significa el bautismo de Jesús? El bautismo de Jesús no supone una conversión porque Él no podía mejorar su obediencia a Dios Padre, pero sí que supone un cambio de vida. Jesús cambia de vida de una misión en oculto a una misión pública. De algún modo cuando Juan lo bautiza y se escucha esa voz del Cielo y el Espíritu Santo desciende en forma de paloma sobre Jesús, de algún modo se hace público que “este es mi Hijo amado en quien me complazco, este es el Cordero de Dios”, el que estábamos esperando para hacer definitiva la reunión del hombre con Dios que había quedado rota por el pecado en el paraíso.

La historia de Juan el Bautista termina más o menos mal porque muere a manos de Herodes Antipas. Los Evangelistas cuentan el conflicto que había entre ellos y recuerda un poco la historia de Tomás Moro con Enrique VIII. Este conflicto le costó la cabeza a Juan el Bautista. Al Bautista ser fiel le cuesta la vida y esta es la última enseñanza que podemos aprender hoy.

Nosotros a esta figura la miramos, por un lado, al pasado como un personaje de la historia relevante en este acontecimiento de la historia que vamos a recordar dentro de unas semanas y relevante en el comienzo de la vida pública de Jesús. Pero también relevante en nuestro presente porque nos pide una conversión del corazón.

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