Pierden a dos de sus cuatro hijos y los padres toman una decisión al escuchar a su párroco: "Nos reparó"
Durante la semana 12 del embarazo, en una visita al ginecólogo, Laura recibió la dolorosísima noticia de que el corazón de uno de sus bebés había dejado de latir
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Durante la semana 12 del embarazo, Laura Bayona recibió la noticia más desgarradora que puede escuchar una madre: el corazón de su bebé, Santiago, había dejado de latir. Fue un instante que marcó un antes y un después en su vida y en la de su esposo, Álex Arenas. Ya habían sufrido la pérdida de otra hija, Andrea, pero este nuevo golpe removió heridas que jamás llegaron a cerrar del todo.
Ambos, profesores de profesión y profundamente creyentes, siempre han encontrado en la música y la fe el hilo que les une. Se conocieron en el coro parroquial, cuando tenían apenas 15 y 18 años, y desde entonces han vivido un camino juntos lleno de luz, pero también de oscuridad. Aquel diagnóstico médico no solo supuso la pérdida de un hijo, sino una profunda herida emocional. Sin embargo, un consejo inesperado cambiaría su manera de vivir el duelo.
Transformaron el dolor en amor
Fue el padre Jaime, párroco cercano a la familia, quien les propuso una idea tan sencilla como revolucionaria: escribirles cartas a sus hijos no nacidos. “Yo estaba totalmente herida, me costó mucho integrar que había perdido un bebé”, recuerda Laura. “En la primera carta lo que le contaba a Santiago era ponerle en contexto. Le hablaba de su padre, lo maravilloso que es, de sus hermanos... y cómo he sufrido cuando le perdí”.
Mujer joven escribiendo una carta en la mesa
Al escribir esa carta, algo empezó a cambiar. Sintió una profunda paz. Una serenidad que le permitió mirar a Santiago no solo como una pérdida, sino como un miembro vivo en el corazón de la familia. Esa experiencia la llevó a escribir una segunda carta, esta vez hablándole de Dios y de la Virgen. “Era una catequesis como de madre a hijo”, confiesa. Y otra vez, la paz volvió a su alma.
Esa misma paz les permitió mirar hacia atrás y darse cuenta de que Andrea, su primera hija fallecida, había quedado en el olvido. “A Santiago lo hemos integrado en nuestra vida”, dice Laura. “Lo hemos incorporado en la oración de la noche con todos nuestros hijos. También Santiago ha venido a rescatar un poco a su hermana y a recordar que es parte de nuestra familia”.
Este proceso de sanación les llevó a dar un paso más. Escribieron el cuento infantil “Cartas al cielo”, un libro nacido del amor y el dolor, con el que quieren acompañar a otras familias que hayan pasado por una experiencia similar. “Nos reparó tanto, nos ayudó tanto, que pensamos: ‘Tenemos que mostrar esto’”, explica Laura. “Es un tema del que no se habla, que no tiene visibilidad”. Un testimonio de fe, vida y esperanza
Un testimonio de fe
El libro, escrito durante unas vacaciones de verano, fue fruto de la inspiración que ambos atribuyen a Santiago. “Este cuento lo ha escrito Santiago directamente”, afirma Álex. “Dios se vale de instrumentos inútiles, pues hace su obra y nos ayudó en esto”.
Silueta de familia feliz en la playa mirando la puesta de sol en el océano
En esta experiencia, Álex y Laura descubrieron también el sentido del bautismo de deseo, una enseñanza de la Iglesia que les ofreció consuelo. “Nos invita a poner a los niños en manos de la misericordia de Dios para que Él los incorpore a la vida celestial”, explica Álex. “El nombre nos ayuda a empezar a tejer esa relación de amor con ellos. Es un acto de identidad y de fe”.
Su historia, contada recientemente en el programa Poniendo las Calles con Carlos Moreno 'El Pulpo', no deja indiferente a nadie. Es un testimonio que muestra cómo el amor, la fe y el acompañamiento pueden convertir el duelo en un puente hacia la esperanza. Como bien resume Laura: “Nos reparó. Nos ayudó a sanar. Y ahora queremos ayudar a otros”.