El Gobierno intenta zanjar la crisis por las denuncias de acoso con el cese de Hernández
La destitución de Antonio Hernández, colaborador del exasesor Francisco Salazar, busca calmar el malestar en el PSOE tras conocerse el caso
Madrid - Publicado el
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El Gobierno ha oficializado la destitución de Antonio Hernández, coordinador de política de Presidencia, en un intento por atajar la crisis generada por las denuncias de presunto acoso sexual contra el exasesor de Moncloa Francisco Salazar. La decisión llega después de que saliera a la luz que el Partido Socialista no actuó durante meses ante las denuncias internas de dos mujeres.
Una herida abierta en el PSOE
Según el jefe de Política de COPE, Ricardo Rodríguez, en el núcleo socialista existen disensiones sobre si habrá más ceses y se cuestiona internamente la selección de personal del propio Pedro Sánchez, lo que supone una herida abierta. Este escándalo se suma a las investigaciones judiciales por corrupción contra nombres como José Luis Ábalos y Santos Cerdán, que formaron parte del corazón del partido.
La portavoz del Ejecutivo, Pilar Alegría, ha salido al paso de las críticas afirmando que "los entornos o las personas que puedan estar al lado de ciertas personas, no son los responsables de las conductas reprochables". Sin embargo, esta declaración contrasta con el cese de Hernández, justificado precisamente por su cercanía con Salazar y por haber sido señalado como presunto encubridor por una de las víctimas.
Un 'error' y una 'traición'
La propia Alegría ha calificado de insostenible la situación de Antonio Hernández, a quien ha descrito como el brazo ejecutor de Salazar en La Moncloa. La portavoz del Ejecutivo ha entonado el mia culpa también al admitir que cometió un error almorzando con Paco Salazar a principios del mes de noviembre, cuando las denuncias ya se conocían internamente en el partido.
Alegría ha justificado su asistencia a la comida por la relación de amistad que mantenía con Salazar. "Me llamó, yo, lógicamente, acudí, y ya les digo, ese encuentro no se tenía que haber producido, y fue un error".
Alegría ha expresado sus sentimientos tras conocer el contenido de las denuncias: "el dolor y la indignación, y sobre todo la traición que puedo sentir yo y que puede sentir también todo mi partido, es absoluto". A pesar de la polémica, ha rechazado por "injusto" que se traslade la idea de que La Moncloa es un lugar inseguro para trabajar y ha insistido en la voluntad del PSOE de mejorar sus protocolos antiacoso.
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