"No podemos abordar una revolución tecnológica y social sin el pueblo que la financia porque si arruinas a las personas, como es normal, se rebelan"
Escucha el monólogo de Pilar García de la Granja de miércoles 5 de noviembre
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Es miércoles 5 de noviembre: un día gris y lluvioso, mal día para disfrutar de la “Luna del Castor”, la luna llena más grande y más brillante del año que se podrá ver esta noche, sobre todo, en las Islas Canarias.
Ya sabes que el satélite no genera luz por sí mismo, sino que aquello que nos permite verla en su esplendor es el reflejo solar en su superficie.
Y hablando de iluminación: no hay luz más potente que la realidad, de ahí expresiones como “darse de bruces con la realidad”.
¿Y cuál es la realidad de la que te quiero hablar? Pues de los objetivos de la Unión Europea para reducir la contaminación de CO2, de gases invernadero.
Lo que se llama objetivos para la transición ecológica y que Europa ha liderado en el mundo con un efecto demoledor en grandes sectores de la población por su agresividad.
Durante 18 horas han estado reunidos los gobiernos europeos para alcanzar un acuerdo provisional para acordar un objetivo climático para el 2040.
Y ¿qué han decidido?
Lo primero, no habrá una ley climática fundamental, al menos de momento.
Lo segundo, que se reducen de forma sustancial las exigencias climáticas que están ahogando a la industria europea y al sector primario, unas exigencias que están elevando los costes energéticos de forma alarmante y que, junto a la revolución tecnológica que estamos viviendo con la IA y otras tecnologías, se está traduciendo en miles de despidos y un incremento del gasto público sin igual que no hay manera de afrontar.
El acuerdo es: reducción de emisiones entre un 66,25 % y un 72,5 % por debajo de los niveles de 1990 hasta 2035.
Es un reconocimiento explícito de que no podemos abordar una revolución tecnológica y social sin el pueblo que la financia, porque si arruinas a las personas, al final las personas, como es normal, se rebelan.
Y los españoles no somos diferentes a los noruegos o a los húngaros: todos queremos energía barata y asequible, que permita incrementar salarios, y unos impuestos razonables que nos permitan mantener un estado del bienestar comprometido con las necesidades reales.
Todos queremos luchar contra el cambio climático, pero, claro, también nos gustaría vivir para verlo, y las actuales políticas de máximos estaban provocando todo lo contrario, de ahí que la denominada real politik se haya impuesto frente a los máximos de la Comisión Europea.
Veremos ahora que es lo que dice el Parlamento Europeo y si entre todos llegan a un acuerdo sensato, que permita la inversión, el crecimiento económico e incrementar la riqueza real de los ciudadanos".