Esperamos porque Él está
La Firma de José Luis Restán de este jueves, 11 de septiembre de 2025
Madrid - Publicado el
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"Mantengamos la esperanza, incluso ante la previsible maldad del hombre". Me han impresionado estas palabras dirigidas por el cardenal Pietro Parolin a los fieles de la diócesis de Rieti, en el centro de Italia, con motivo de los 800 años de su catedral. Parolin es un diplomático, pero ha evocado esa, dice él, "previsible" maldad del hombre. Previsible porque, como decía hace unos días un hermano suyo, el cardenal Pizzaballa, nunca podremos desarraigar por completo el mal de la tierra, y si bien el corazón del hombre está hecho para el bien, la posibilidad del mal siempre está abierta para él, que debe decidir.
Parolin no se mordió la lengua a la hora de hablar de tantas cosas en el mundo que parecen querer "devorar" nuestra esperanza: terremotos físicos, como los que sufre de tanto en tanto la región en la que se enclava Rieti; terremotos existenciales, guerras y disturbios… Y, a pesar de todo, o mejor, a través de todo, este hombre de modales afables y tacto diplomático se atrevió a pedir a la buena gente que le escuchaba mantener intacta la esperanza. ¿Era un mero voluntarismo? Creo que no, ciertamente no. Porque "estamos seguros", dijo Pietro Parolin, que "aunque el hombre es capaz de destruir, el Señor es quien hace resucitar". Y eso se puede verificar ya, en la historia personal de cada uno y en la historia de un pueblo.
Podemos esperar solo si nuestra esperanza está anclada en Cristo, no en cualquier ilusión o proyecto. Hace falta, eso sí, hacerle espacio en nuestras familias y comunidades, en nuestro propio corazón. La vuestra es una Iglesia "antigua", dijo Parolin en la catedral de Rieti, pero podía haberlo dicho en cualquiera de las nuestras, tan hermosas. "No dejéis que envejezca nunca en la costumbre, no os dejéis llevar ni os dediquéis a conservar las cenizas". Esa sería nuestra tendencia natural, pero Cristo está, aquí y ahora. Si no, ¿de qué íbamos a poder celebrar ochocientos años de nada?