Tres ciudades

Es natural que en España nos hayamos fijado en el nombre del arzobispo de Madrid, José Cobo, que acababa de tomar posesión de esta gran diócesis

José Luis Restán

Publicado el - Actualizado

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Ayer, al anunciar la creación de 21 nuevos cardenales, el Papa explicó que su procedencia expresa la universalidad de la Iglesia, que sigue proclamando el amor misericordioso de Dios a todos los hombres de la tierra, y que con esta decisión se manifiesta también el vínculo inseparable entre la Sede de Pedro y las Iglesias particulares extendidas por todo el mundo.

Es natural que en España nos hayamos fijado en el nombre del arzobispo de Madrid, José Cobo, que acababa de tomar posesión de esta gran diócesis apenas veinticuatro horas antes, y también en el del Rector mayor de los Salesianos, Ángel Fernández Artime, nacido en Asturias.

Yo me quiero fijar hoy en tres lugares de la tierra cuyos obispos han sido llamados a participar en el colegio de los cardenales y que, por tanto, ayudarán al papa en su tarea y, cuando llegue el momento, elegirán a un nuevo sucesor de San Pedro.

En el extremo austral de África se encuentra Ciudad del Cabo, legendaria por la lucha contra el “apartheid”, en la que la Iglesia jugó un papel relevante. Su arzobispo, Stephen Brislin, llevará a Roma la pujanza de las iglesias africanas y también sus inmensos retos.

La segunda es Hong Kong, en un momento crucial de su historia.

Por un lado, puede ser una ciudad-puente con la inmensa China, uno de los lugares vitales para la misión de la Iglesia hoy; por otra parte, es donde se libra una desigual batalla por la libertad y los derechos fundamentales, batalla que el régimen de Pekín está dando con todo su poder de represión. El jesuita Stephen Chow tiene la delicada tarea de conducir a esta singular diócesis en un momento de gran oleaje.

Y la tercera es Jerusalén. Pierbattista Pizzaballa es un franciscano profundamente arraigado en Tierra Santa, a quien se le ha confiado ser obispo de la Ciudad tres veces santa, el pastor de la Iglesia madre cuyas calles recorrió el Señor y donde culminó su misión.

Tres cardenales que llevarán a Roma el pulso de un mundo en ebullición que sigue sediento de la Buena Nueva del Evangelio.