Restán: "Los obispos no aceptan la mordaza de Ortega en Nicaragua"

José Luis Restán

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El próximo 7 de noviembre los nicaragüenses están llamados a las urnas. Y no habrá sorpresas porque Daniel Ortega y su consorte, Rosario Murillo (que forman el tique presidencial) no tendrán rivales de consistencia. Poco a poco, su régimen ha ido encarcelando a todos los candidatos de la oposición, estudiantes, sindicalistas y periodistas. Ortega ganará las elecciones y Nicaragua caminará, ya de manera explícita, por la senda del autoritarismo.

Los obispos de este pequeño, hermoso y dolorido país se han convertido en punto de referencia para la sociedad civil, porque en función de su misión pastoral están defendiendo las bases de la democracia y no aceptan la mordaza que trata de imponerles el poder. Ortega les ha llamado fariseos, golpistas y diablos… tiene un arsenal muy completo de insultos. Y les ha advertido de lo obvio: que también ellos son vulnerables, y que en cualquier momento puede encarcelarlos, como ha hecho con otros líderes sociales. ¡Claro que puede!, faltaría más.

El arzobispo de Managua, Leopoldo Brenes, le ha respondido que la Iglesia ya sabe de eso, porque sufrió ataques y persecución por su oposición a Somoza y al primer régimen sandinista. Y que no se va a arredrar por sus amenazas, que son algo más que baladronadas. Y no es que la Iglesia nicaragüense no haya buscado el diálogo y templado los ánimos. Incluso ha aceptado mediar entre gobierno y oposición, cuando eso tuvo sentido, hasta que la represión ha sustituido cualquier política que merezca tal nombre. Se acercan tiempos aún más difíciles para Nicaragua. Tiempos en que una Iglesia pobre en recursos, pero rica de fe, será llamada a un testimonio de coraje y fidelidad, al servicio de toda la nación.