Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Hace pocos días fue ordenado vicario apostólico de Alepo el franciscano Hanna Jallouf, que es ya el pastor de todos los católicos de rito latino que permanecen en Siria.

Durante los largos años de la guerra nunca aceptó abandonar a su pueblo en el norte de Siria, en la provincia de Idlib, fronteriza con Turquía, donde aún dominan los rebeldes al régimen de Assad. Allí fue testigo de numerosos abusos: exigencia de impuestos, confiscación de propiedades y casas vacías que fueron ocupadas por los milicianos. Aun así, consiguió mantener canales de contacto con los grupos armados. Le obligaron a no tocar las campanas y a cubrir las estatuas de la Virgen y de los santos. También le prohibieron enseñar la doctrina cristiana en la escuela.