Tenemos la oportunidad de predicar el Evangelio como algo nuevo
Madrid - Publicado el - Actualizado
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Desde hace un año, el joven monje cisterciense Erik Varden es obispo de Trondheim, en Noruega. Creció en una familia agnóstica de tradición luterana. Su inquietud por el significado de la vida encontró pistas en la literatura y la música. Después, el encuentro con una comunidad monástica le abrió el camino a la fe católica, para sorpresa de propios y extraños. Fue jovencísimo abad del monasterio de Mount Saint Bernard, en Inglaterra, hasta que el Papa le pidió volver a Noruega para guiar una diócesis con 16.000 católicos de 130 países.
En una entrevista en Alfa y Omega le han preguntado sobre un supuesto “renacimiento católico” en Escandinavia, y con gran realismo advierte que “la vida es siempre frágil y necesita ser continuamente alimentada y cuidada”. Señala dos factores para la vitalidad de su iglesia: la presencia de inmigrantes, y la llegada de noruegos que vienen de un entorno completamente extraño a la fe. “Es lo extraordinario de estos tiempos, explica, que tenemos la oportunidad de predicar el Evangelio como algo nuevo”.