Svetlana quería cumplir su sueño: curar

Esta mujer ucraniana lleva desde que llegó a España, hace dos décadas, luchando para ejercer su profesión de enfermera. Y lo ha conseguido

Tiempo de lectura: 2' Actualizado 14:12

Svetlana Yakovenko tiene 48 años y es ucraniana. Se graduó en enfermería en su país y ejerció durante unos años, cuando aún existía la Unión Soviética.

En el año 1999 emigró a España con su familia. Su objetivo era llevar una vida mejor. Pero cuando quiso trabajar como enfermera no se lo permitieron, porque aquí su título no valía. Resulta que el diploma de su país en España correspondía al de auxiliar de enfermería.

Svetlana trabajó en lo que pudo: fue camarera, dependienta, limpiadora… hasta que decidió que lo suyo era la sanidad, para ello se había preparado. Así que se puso manos a la obra, y en cuatro años de estudios, y después de aprobar el EIR en febrero, ocupa ya su plaza como Enfermera Interna Residente.

Este lunes fue su primer día en un hospital. Ha transcurrido poco tiempo, pero tiene ya un pequeño balance de la experiencia, y es muy bueno.

Hemos hablado con su hija, Margaryta Yakovenko y nos ha confirmado: “Ella está feliz, además ha costado muchos años llegar a donde está ahora mismo. Llevamos 21 años en España y al final pues todo este tiempo ha estado con ese sueño que quería seguir cumpliendo, que era el de curar”.

Svetlana trabaja en el servicio de salud murciano, en el Hospital Los Arcos, en Urgencias, ayudando en primera línea con los enfermos de Covid.

Su hija reconoce que le ha costado sacarse el EIR a sus 48 años de edad, junto a compañeros mucho más jóvenes con los que comparte las prácticas.

Margaryta es escritora y acaba de publicar un libro titulado “Desencajada”, una autoficción que narra su llegada desde Ucrania y cómo transcurrió esa primera etapa en nuestro país. Repasa su llegada, con apenas 7 años, y los 21 que han transcurrido hasta hoy. Ahora toda la familia está nacionalizada en España.

Quiso plasmar su experiencia migratoria y la de su familia. Quería que esta novela fuera una especie de “altavoz”, hacer su propia vivencia universal.