La misionera que recorre más de 14 pueblos con una clínica móvil en Haití: "Eso es lo que engancha"
La religiosa de Jesús - María, Valle Chías, es misionera en Haití desde hace cuatro años. A pesar de la pobreza extrema y de la violencia, la fe que se respira allí es abrumadora
Madrid - Publicado el - Actualizado
2 min lectura
Al noroeste de Haití, el país más pobre de América, desde la localidad de Jean- Rabel sale cada mañana una sevillana, que se llama Valle Chías, con un todoterreno, que funciona como una clínica móvil junto a un chófer, una auxiliar de enfermería y otra persona que los ayuda, para atender a más de catorce pueblos de una zona rural a la que es muy difícil acceder. Les ofrecen una atención atención primaria sanitaria, les proporcionan el acceso a medicamentos y los acompañan.
"Aunque le pongas un diagnóstico, nada va a cambiar porque no hay medios"
Valle es la única médico que atiende a esta comunidad rural, tiene 36 años, es religiosa de Jesús- María y misionera en Haití desde hace cuatro años. En 'Mediodía COPE' hemos tenido oportunidad de hablar con ella y le hemos preguntado cómo es ser misionera en un país como Haití, a lo que ha respondido que “a ratos es bonito, alentador y esperanzador y a otros, muy duro y doloroso”. Sobre la labor que realiza allí con su clínica móvil y para organizarse bien, Valle ha recalcado que: “Cada pueblo sabe qué día vamos a ir y hacen un listado con la gente a atender. Normalmente pongo un tope en 25 personas al día pero muchos días son más... el otro día estuve una hora entera con un paciente, la mañana se puede alargar mucho y como no pongas un límite... de vuelta a casa hay que seguir trabajando”.
Además, la enfermedad que más suele afectar a la población en Haití es la hipertensión. Además, la hemiplejia en gente joven es también otro de los protagonistas, junto a los niños con diarrea y muchas personas con ITS".
"Me impresiona verles cada día trabajando y poniendo toda la confianza en Dios"
El diagnóstico con los pocos medios con los que cuentan en Haití es muy difícil: “No tenemos acceso a la analítica, ni TAC, ni podemos biopsiar... la pena de todo es que aunque le pongas una etiqueta o un diagnóstico, nada va a cambiar porque no hay medios. Al final lo único que puedes hacer es acompañar a esta paciente y darle paracetamol. No hay unos cuidados paliativos, ni posibilidad de cirugía o quimioterapia... no hay nada".
A pesar de esta difícil situación, Valle nos ha contado que los haitianos muestran siempre una fe muy profunda: “Eso es lo que te engancha, las personas con las que se comparte. A mi me impresiona verles cada día levantándose, trabajando la tierra y poniendo toda la confianza en Dios. Cuando no tienes nada, cuando te lo han quitado todo... si lo único seguro que tienes en tu vida es Dios, pues pones ahí toda tu confianza, es todo lo que Dios quiera".
Valle no sabe aún si va a seguir mucho tiempo más con la misión en Haití, a lo que ha apuntado que: “Partido a partido, hay que verse a uno mismo, si se rompe la máquina tampoco se puede seguir”.