De aparcamiento a cementerio por falta de tumbas: "Es el drama que sigue viviendo Ucrania"

José Miguel de Haro y la asociación que preside llamada "Acoger y Compartir" siguen enviando material humanitario a Ucrania. Acaban de ser reconocidos por el gobierno de Polonia

Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

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Hay escenas que José Miguel nunca olvidará. En Ucrania, en la frontera con Polonia vio como al empezar la invasión, los soldados ucranianos amontonaban sacos de arena en las paredes de una iglesia para que los muros resistieran y no se derrumbaran al caer los misiles. También recuerda como un grupo de mujeres a diario se juntaban para tejer, para coser redes y telas que luego servirían para camuflar los tanques ucranianos.

Y tampoco olvidará la primera vez que escuchó esa sirena que avisa de los bombardeos. Fue saliendo de la Catedral de Leópolis y todavía no se explica como dos años los ucranianos puede seguir aguantando ese sonido y la angustia que provoca: “Es un pueblo herido en su identidad. Las personas mayores caminan arrastrando los pies. Salíamos de la Catedral de San Jorge en Lviv y cuando empezaron a sonar las sirenas todo el mundo se quedó paralizado. Cuando pasaron dos minutos la gente siguió andando con la cabeza agachada. No sé como pueden soportar eso durante dos años. Eso deja una huella difícil de curar. No será suficiente con los psicólogos o con los psiquiatras”.

Él, José Miguel de Haro es el párroco de la Iglesia del Santísimo Redentor en Madrid. Es redentorista y desde que comenzó esta invasión de Ucrania se puso manos a la obra para enviar ayuda y material humanitario. El próximo sábado se cumplirán dos años desde que comenzó este conflicto pero la ayuda por parte de José Miguel, de su parroquia y de la asociación que él preside llamada “Acoger y Compartir” no se ha detenido.

Todos los camiones cargados de material que ellos envían, llegan a una comunidad redentorista que se encuentra en Polonia a 70 kilómetros de la frontera con Ucrania. Desde allí empiezan el reparto para ayudar a refugiados, a personas que se encuentran en ciudades ucranianas y también a niños que siguen viviendo a diario las consecuencias de esta invasión.

Secuestro de dos compañeros redentoristas

José Miguel de Haro lidera estos envíos y en muchas ocasiones viaja hasta allí, hasta Polonia y hasta Ucrania. El gobierno polaco acaba de entregarle la insignia de honor al merito en la protección de los derechos de la infancia. Hoy ha pasado por los micrófonos de Mediodía COPE. Cuando van a cumplirse dos años de la invasión a Ucrania, José Miguel ha recordado el duro golpe que desde entonces sufre su comunidad redentorista: “También se cumplen casi dos años del secuestro de dos compañeros redentoristas secuestrados en Ucrania por militares rusos haciéndoles un engaño, haciéndoles creer que tenían armamento escondido y no fue más que un manejo para hacerlos desaparecer. En todo este tiempo a pesar de haber apelado al Papa, no se sabe nada de estos dos hombres buenos, de estos dos hombres de Dios que han estado viviendo un compromiso con las víctimas de la guerra”.

Necesidades del pueblo ucraniano

Pilar García Muñiz le ha preguntado a José Miguel cuales son ahora las principales necesidades que tiene este pueblo ucraniano. Él reconoce que se ha perdido el valor de la vida y que impresiona y da tristeza: “Hay familias que no tienen trabajo, no hay manera de ganarse el pan cada día. Hay familias con hijos mutilados o familias que han perdido a sus hijos. Visitando el cementerio de Lviv una cosa que me impresionó fue ver que ya no caben las tumbas dentro del cementerio y han tenido que transformar en cementerio la zona de aparcamiento y todas las fotos eran de gente joven. Ucrania está perdiendo a su generación mas formada y las consecuencias se verán más adelante”.

José Miguel de Haro también reconoce que es importante que Ucrania siga teniendo presencia en los medios de comunicación porque si no es así, aparece el olvido: “Es importante que Ucrania suene en los medios porque una vez que ha desaparecido del foco de atención lo que emerge es el sufrimiento y el sufrimiento siempre nos tiene que escandalizar”.